Una Vida Falsa (Saint Seiya)

Capítulo II

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Pov María

Después de ver a mi paciente, Hiro Hamada, dejé a Teddy un rato más en la habitación de control para que lo viera por más tiempo y así volviera a su trabajo.

— bien Teddy me tengo que ir, iré a ver a otro de mis pacientes.

— claro doctora Hitomi, creo que yo también debería de irme

— no te preocupes, puedes quedarte más tiempo si quieres, claro que después de esto deberás de volver a ti trabajo

— claro que si doctora, muchas gracias.

— no me agradezcas Dashi, adiós.

— hasta luego Marí

Salí de la habitación cerrando la puerta y suspiré pesado.

— de nuevo a mi rutina diaria.

Caminé por los blanquecinos pasillos de este hospital para dirigirme hacia la habitación de mi siguiente paciente. En el transcurso del camino estuve revisando el archivo de mi paciente.

Sin darme cuenta llegué a mi destino en el cual abrí la puerta de la habitación de mi siguiente paciente aún lidiando con mis pensamientos. Aveces me pregunto ¿Cómo serían las cosas después de aquel accidente? ¿Por qué todos dicen que no fue mi culpa cuando claramente si lo fue? ¿Acaso Dios me estaba castigando por lo que cause?

— ¡hey! ¡Marí-san!— mis pensamientos fueron interrumpidos por una voz aterciopelada que reconocí al instante.

— oh, hola Cila, ¿Cómo te encuentras hoy?

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Cila era mi paciente del día de hoy, ella sufre de fobia social, fue abandonada en este lugar a la edad de 5 años han pasado 11 años desde entonces. Aún no lo tiene la confianza a nadie más que a mí ya que técnicamente yo fui quién la cuido desde que llegó, por 3 años estuve buscando a sus padres biológicos hasta que me enteré de que un año después de abandonarla en el hospital, fueron asesinados por un mafioso llamado Royal Flush, al parecer ellos le debían una enorme cantidad de dinero y la abandonaron en este lugar para mantenerla a salvo. O eso me gustaría creer. Actualmente ella tiene 16 años de edad.

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— mucho mejor ahora que está usted aquí.

— ¿Cómo te han tratado las enfermeras?

— no les tengo mucha confianza a esas perras, yo sé que ellas quieren hacerme daño ¡y eso no lo voy a permitir!

— Cila, sabes que una chica tan lo da como tú no debería decir esas palabras

La chica se asustó mientras se llevaba ambas manos a su cabeza.

— ¡LO SIENTO MUCHO MARÍ-SAN¡ ¡PERDÓNAME POR FAVOR! ¡POR LO QUE MAS QUIERAS NO ME ABANDONES TAMBIÉN!

— tranquila Cila— me acerqué a la chica la cuál retrocedió asustada, genial todo mi trabajo botado a la basura, otra vez— no digas eso Cila, sabes que nunca te abandonaría por nada del mundo— mentira, lo eh pensado tantas veces que perdí la cuenta— para que veas que no estoy enojada contigo te traje algo

La chica se incorporó un poco y me sonrió leve— ¿¡Qué es!?

De uno de mis bolsillos de mi bata de doctora saque un par de pastillas antidepresivas, por esto y más me odio.