La tarde en que te fuiste, yo estaba distraída.
No tuve la opción de abrazarte para que no te vayas.
Estaba muy perdida en alguna cosa que ahora ya no recuerdo y supongo que ya no tiene importancia.
Supe muy tarde que te fuiste.
Estabas mucho más lejos de lo que podría imaginar.
Lloré tanto que me olvidé cerrar los ojos aquella noche.
La negación estuvo cerca de mí por mas de tres meses, le siguió la ira por mucho más tiempo de lo esperado.
Y luego, la tristeza... Nadie pudo ganarle, se quedó más de dos años. Escribí mil poemas y nunca eran suficientes para aliviar mi dolor.