"Eres repugnante"
[Narras tú]
Mis mejillas se volvían cada vez más secas y ásperas, mi ojos empezaban a arder y mi nariz picaba y se tornaba rápidamente en tono rojo carmesí. Mis rodillas no cedieron y pronto caí al frío y duro suelo de mi habitación.
Agradecí que mis padres no hayan estado en casa en ese momento. No quería que me vieran así, ya que me conocen y saben cómo soy. Obviamente no quiero que sepan que perdí mi virginidad con un profesor, y mucho menos que estoy embarazada.
- Espera... ¡El se corrió dentro!- reaccione y me levanté del lugar en donde estaba sentada con mis rodillas en mi pecho.
-No! Primero tengo que bañarme!
Por alguna extraña razón mi tristeza se fue ligeramente, ahora lo más importante eran las pastillas, no podía dejar que mi vida se arruine por una idiotez!
[Narra Yuta]
-Maldita sea Akane!-
Salí corriendo de la escuela luego de recobrar la conciencia y asimilar lo que acaba de pasar. Tengo que ir a su casa rápido!
[Narras tu de nuevo]
Ya me había puesto mi ropa, tomé mi bolsa y salí de mi casa hacia una farmacia.
Por mi mente pasaban demasiadas cosas, no sabía cómo afectaría mi vida diaria, por ejemplo, como le vería la cara al profesor Yuta.
Sin darme cuenta ya me encontraba en la farmacia, levanté m mirada y me dirigí al señor que atendía en ese momento.
-Oh, hola señorita. ¿Que desea?- me dió una cálida sonrisa, cosa que me relajó un poco.
-Por favor, ¿podría darme dos pastillas del día siguiente?- me dirigí al señor con algo de nerviosismo, y el como respuesta me dió una mirada triste y desaprobadora. Se alejó de mí vista al pasar por una puerta, y rato después volvió con una caja de pastillas.
-Tome, ¿Desea algo más?- me dió la pastilla y me miró detenidamente.
-No nada más, gracias!- le sonreí por una última vez, le pagué y me fuí de ahí. Al parecer el señor noto mi tristeza pero antes de que dijera algo me fuí de allí.
Me dirigí a pasos rápidos hacia mi casa.
•Más tarde•
Abrí la puerta lentamente y revise que no hubiese nade adentro, por si hubiesen llegado mis padres. Entre y me dirigí a la cocina inmediatamente, tomé una de las dos pastillas y me la metí a la boca, llené un vaso de agua y me lo bebí.
Suspire y me dirigí a mi habitación, al salir de la cocina sentí un aire frío y ahí me dí cuenta de que deje la puerta abierta. Me apresuré a cerrarla y cuando termine, finalmente pude irme a mi habitación.
•Al día siguiente•
(Aclaración, Yuta nunca fue a la casa de T/N, esto se explica más adelante)
Otro día de escuela común y corriente, pero algo cambió, hay algo nuevo que me da intriga, saber que pasará hoy.
•Una hora después•
Llegué a la universidad y rápidamente fuí recibida por mis amigas.
Dami: T/N!
Taeyon: ¿Cómo estas linda?
Eunha: Oye! Tienes que decirnos lo que pasó ayer!
-Realmente no pasó nada... Solo me dió una advertencia.- fingui una sonrisa leve.
Taeyon: ¿Estas segura?
-Si, ya vámonos a clases mejor.
•Más tarde•
Mis nervios estaban a mi por hora. Luego del receso empezaba la clase del profesor Yuta. Vagaba por la escuela pensando en que hacer entre al baño y me tarde un poco ahí.
Salía del baño, ya que mi entrepierna dolía por lo de ayer, cuando siento que me tapan la boca por detrás y me jalan adentro de nuevo.
-¡¿Que mierda?!- solté asustada y enojada cuando aquella persona soltó mi boca y se dirigió rápidamente a la puerta para cerrarla.
Yuta: No deberías hablarme así linda...
-¿Usted? ¡Alejese de mi!- retrocedí rápidamente, y el como era de esperarse se acercaba a mi lentamente.
- Mal entendiste las cosas, si me hubieses dejado explicar...- su cara estaba a centímetros de mí, le dí una cachetada.
- ¿Explicar? ¡Usted solo me utilizó y desecho!- el con rabia tomo mis manos y las colocó encima de mi cabeza.
- ¡Ella es mi hermana!- con una de sus manos sacó de su bolsillo su celular y con la otra sostenía mis manos con fuerza. Lo desbloqueó hábilmente y me mostró su historial de llamadas, lo mire y destacaba uno, el cual a juzgar por la fecha, era la misma llamada que recibió la tarde de ayer, lo abrió y ví que el contacto pertenecía a una chica llamada Akane Nakamoto. En definitiva, era su hermana. Soltó mis manos y me dió un suave y delicado beso.
- Lo siento- baje mi mirada apenada.
- No tienes por qué sentirlo linda. Por cierto, ¿Te tomaste las pastillas? ¿Has estado alimentandote bien?
- Si.- reí ante su cara de padre preocupado.
- Eres la única en mi vida, te amo!
Esas palabras me desconcertaron.
- ¿Disculpe?
- Claro que sí, no miento!
Bueno, al decir verdad lo también lo amo. Me abrazó y se quedó allí unos momentos. Luego se dirigió a mi oído y me susurro suavemente...
-Me parece que no terminamos algo... -Dijo con su voz ronca y sexy, lo cual hizo que me estremeciera completamente.
×Continuará×