INTRODUCCIÓN

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La almohada no era tan cómoda.

Era muy dura de un lado y muy suave del otro. No podía acomodarse en la cama sin escuchar los resortes del colchón debajo de la funda. La estaban volviendo loca.

Tal vez si le dieran una almohada de algodón en lugar de tener una de plumas todo estaría mejor.

O tal vez, si dejará de preocuparse por la estupida almohada la espera sería más fácil.

Ella sabía que eso no lo haría más fácil, pero no podía evitarlo. Pensar cosas como si una almohada de plumas o una de algodón era mejor eran cosas que hacía cuando estaba nerviosa.

Claro, también sabía que no era la única que estaba preocupada. Al otro lado de la habitación, Flash también estaba tratando de concentrarse en algo más que no fuera el hecho de que se encontraba en un hospital, esperando saber el destino de su hijo o hija. O al menos eso es lo que Twilight pensaba.

No es que se enotara que estaba preocupado, porque no lo hacía. Con un par de años entrenando, Flash había aprendido a no mostrar sus sentimientos, bueno, menos a Twilight.

Flash tenía la costumbre de caminar de un lado a otro o de golpear el suelo con el pie cuando estaba nervioso. Ahora, Twilight se dio cuenta de que estaba haciendo la segunda.

Había sido un largo día. Habían pasado tantas cosas. Hace menos de 24 horas, Twilight había recibido su título de comandante, se había graduado y había tenido un bebé. Exacto. Como lo leen. Había tenido un bebé y sido nombrada comandante el mismo día.

Se suponia que recibiría su titulo meses atrás, antes de que su vientre comenzará a crecer gracias al ser humano que se estaba desarrollando dentro de ella. Pero Twilight había accedido a esperar su graduación. Tampoco fue como si la brincaron de soldado a comandante. También fue capitana, por diez minutos, antes de que anunciarán que tenían otra medalla para ella, lo que la convertía en comandante.

Después de la graduación, una amiga suya, Pinkie Pie, los invitó a todos a celebrar, desde que Twilight no podía hacer mucho por su condición tuvieron que ir a una heladería a celebrar, ahí empezaron los dolores.

Hubiera preferido un balazo en el brazo.

El balazo seria un solo impacto, y aunque seguiría doliendo podían tratarla y sedarla. En treinta minutos se sentiría mejor.

En cambio, los dolores del parto regresaban frecuentemente y cada vez más fuerte. Desde que este era su primer bebé y tenia dieciséis años todo fue más difícil, el bebé no podía salir y eso solo lo hacía peor para ambos. El bebé sufría, Twilight quería sacarlo de su vientre cuanto antes.

Por fin, después de casi cinco horas tratando de dar a luz al niño o niña, los ángeles del cielo bajaron y un milagro pasó.

El doctor estaba a punto de considerar una cirugía para sacar al bebé y evitar más problemas justo cuando la criatura salió del vientre de Twilight.

Claro, las enfermeras estaban listas, tomaron el bebé y se lo llevaron de la habitación en una incubadora, ni siquiera les dijeron el sexo.

Y ahora estaban esperando noticias del bebé. Habían estado así desde hace ya tres horas, y Twilight no creía soportar más.

Por fin, después de tanto tiempo, la puerta se abrió, una enfermera de ojos azules y traje morado entró a la habitación cargando una pequeña manta en sus brazos.

"¿Esta bien?" Fue lo primero que preguntó Twilight, no pudo evitarlo.

La enfermera sonrió. "Claro, tardamos un rato en estabilizarla, pero ahora esta bien."

Más cerca de lo que piensas (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora