CAPITULO 2

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CAPITULO 2

"La mitad del mundo no puede comprender los placeres de la otra mitad"
JANE AUSTEN

Era una mañana era fría, matt se habia ofrecido a bajar mis pertenencias hasta mi adorado bebe, un mustang gt 1966. Ese auto a sido mi obsesión desde que tengo memoria y hace un año finalmente lo tengo; es totalmente negro con dos rallas blancas que lo atraviesan desde el baúl hasta la trompa, generalmente salgo en busca de carreteras alejadas o pueblos fantasma para poder sentir la adrenalina de pisar a fondo el acelerador y regresar el tiempo a cuando era solo una adolecente rebelde amante de las carreras ilegales, solo marieanne sabe esa faceta de mi y me defiende de matt quien siempre me regaña por mi poca prudencia al volante. Tratamos de bajar todo de tal manera que nos quedara tiempo para un ultimo desayuno en el campus.

Nos encaminamos a la cafetería entre bromas y recuerdos, lo cual fue realmente un alivio para mi ya que no quería pensar en nuestra conversación de anoche y dejar que las cosas simplemente fluyeran. Mientras pasábamos cerca del equipo de rugby recordé haber dejado mi bolso en la recamara, como era de esperar, matt se ofreció a ir por el pero le dije que mejor cogiera puesto en la cafetería mientras yo regresaba, volvió a insistir en que no había problema pero me negué firmemente.-esta faceta nueva de caballerosidad:
"intensidad" me va a acabar la poca paciencia que poseo -pense-. Estaba algo lejos del edificio pero no me moleste en apurar el paso, solo quería disfrutar el recorrido del cual me queje por cuatro años y ahora solo espero sea eterno.

La nostalgia me invade en cuerpo y alma, pero se que no voy a llorar, jamas lo hago o almenos eso trato.

Como era de esperarse llegue antes de lo planeado y ya estaba parada enfrente de mi habitación, bueno la que era antes realmente. Entre y ahí estaba mi bolso en aquella cama desnuda, parecía irreal que tuviera que irme; antes de entrar en mis comunes trances, con mi bolso en mano tomo fuerzas y obligo a mis piernas a caminar hacia la puerta sin mirar atrás, y asi hasta salir
del edificio.

Acomode mi gorro de lana para protegerme la cara del viento helado, inicie mi camino de regreso pero mi estómago comenzó a rugir y decidí tomar un camino mas corto a la cafetería, mientras avanzaba buscaba mi teléfono entre mis cosas cuando el sonido de cosas cayéndose brucamente hizo que me detuviera. Mire a mi alrededor y nada, estaba completamente sola; lo ignore y segui caminando pero nuevamente lo volví a escuchar solo que estaba acompañado de un grito, no era una de angustia, era de dolor. Corrí hacia el gimnasio que era de donde salían los desgarradores sonidos, pero ¿Quién estará allí? Me pregunte, se supone que el lugar esta cerrado los domingos, ¿Cómo es posible que alguien entrara?, me acerque y tanto como como el candado estaba en el suelo también lo estaban las cadenas que se suponía no dejarían entrar a nadie, valla calidad -pensé-. Gemidos casi inaudibles hicieron que me adentrara al lugar, mi corazón latía con velocidad y mis manos sudaban, ¿y si es un asesino?, bueno, si muero al menos mis cosas irán para la
caridad.

Entre lo mas silenciosamente posible, la poca luz que había provenía de afuera ya que todo estaba completamente apagado. Camine hacia los vestidores esperando encontrar algo o a alguien pero fue en vano, decidí regresar y simplemente pensar que todo fue producto de mi a veces excesiva imaginación pero nuevamente escuche algo, provenía de la planta principal. Me asome levemente y encontré que todos los equipamientos estaban el suelo, pelotas, cuerdas, guates incluso algunas máquinas; mi mirada seguía analizando el lugar pero se detuvo en una espalda ancha, desnuda y con algunas cicatrices; mire con mas atención y aquel extraño golpeaba brutalmente un saco boxeo sacando toda su fuerza a flote. Estaba atónita e impactada mirando desde la puerta tratando de no ser vista.

Pasaron diez minutos en los cuales mi cuerpo seguia estatico en el mismo lugar logrando ver como el destruía dos sacos sin piedad alguna; por un momento paro y cayo de rodillas al suelo dando un grito desgarrador mientras con su mano en puño golpeo duramente el sueño, el corazon se me encogio, logre sentir aquel dolor siendo totalmente ajena a el en este momento, mi cuerpo se impulsa hacia adelante para ofrecerle ayuda pero honestamente sentí miedo. Levante un poco mas la cabeza para observalo pero perdi el equilibrio, apoye mi mano en la pared para prevenir una caída y la otra en mi boca para no emitir algún sonido; pero lo que jamas espere fue que mi mano terminara encima del interruptor de la luz-idiota-. En ese instante todo el lugar se ilumino. Aturdida trate de salir antes de ser vista pero alguien atrapo mi muñeca fuertemente impidiéndomelo, gire rogando que no fuera aquel muchacho que espiaba hace unos seguntos, ¿pero no todo puede ser como uno quiere, cierto?.

sociopathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora