La obsesión de JongSuk Lee por su amiga termina haciéndolo cometer los peores pecados jamás nombrados.
Fecha de inicio: 20 . 05 . 2020
Fecha de culminación: 17 . 04 . 2021
Madison había sido mi objetivo desde hace un año. Aún recuerdo esa sonrisa tan peculiar que se carga, me recuerda a alguien cercano a mí, pero aun no sé quién es.
Tenía la idea de conocerla mientras desayuna en la misma cafetería todos los días a las 8:30 AM.
Pero no estaba seguro si eso sería extraño. Lo suficiente como para que no me llame o me dé su número, pero como si dios hubiera oído mis plegarías, ahora estaba haciendo una entrevista donde trabajaba.
Rogué a dios que el plan que había hecho funcionara a la perfección.
Y como si así lo fuera, terminamos tropezando "casualmente" y tiré todo mi café en su vestido blanco. Insisto... es lo mejor que me ha pasado, sus ojos asombrados cuando el café cayó en ella, fue quizá... un regalo extra para mi deleite.
Podía morir en ella, y juro por dios que moriría feliz. No sé porque tengo la sensación de que es diferente... no de la forma física, quizá es algo en sus adentros. Es como si su sangre y la mía estuvieran hechas para estar juntas, como si nuestro destino es vivir juntos por siempre.
Así sea ella en contra de su voluntad, porque eso de esperar a que me ame es una completa ridiculez, ahora no. Pero en unos años puede que sí, solo tengo que condicionarla a mí.
Que me necesite como yo la estoy necesitando ahora mismo.
Le di la mano y le y fuimos juntos al baño. Para "limpiar su vestido", es casi imposible... pero le seguiré la corriente por un rato.
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–Muchas gracias, yo puedo.–Me dice con un sonrojo en sus mejillas, joder no hagas eso ahora.
–Realmente lo lamento, mi auto está afuera. Puedo ir a comprarle un vestido ahora.
–Oh, no... estoy bien, muchas gracias, ¿c...cuál es su nombre?
–Soy Lee... Jong Suk Lee, un gusto. –Le extendí mi mano y ella la estrechó.
–Soy Madison Dampier...
Ambos nos miramos, y ella seguía tallando el vestido con algo de agua y un pañuelo, esa mancha no iba a salir tan fácilmente. Ella me miró como vencida al darse cuenta que tallar con agua no iba a quitar la enorme mancha del vestido, me quité mi chaqueta invernal y se la puse por los hombros. Sabía que ella amaba esos gestos pequeños, esas pequeñas cosas que su marido ni le importaba en hacer.
