Recuerdos de ese viaje||Wigetta

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Ese día tocaba ir a ver a la abuela, Nana Díaz, hacia muchísimo tiempo que no la había ido a visitar, de hecho la última vez.había sido hace aproximadamente dos años, aún recuerdo el sabor de sus galletas, son las mejores del mundo, sobre todo las de miel.

El viaje a casa de Nana era muy agotador ya que eran larguísimos, de hecho duraba como mínimo 8 horas, ya que el tramo ni siquiera está pavimentado, es como salir de madrid, siglo XXI y retroceder dos siglos. Siempre me acompañaba mi hermana Karol a visitar a la abuela, pero está vez no me quiso acompañar "Guille, la abuela ni me toma atención, sólo te ve a ti, no pienso ir a que me ignoren" esa fue su respuesta cuando le pedí que me acompañe.

Me subí a aquel autobús, el cual iba medio vacío, había suficiente espacio para que casi todos los que estábamos en aquel bus estuviéramos solos, o con sus respectivos acompañantes. El autobús ya estaba por partir cuando escuche como un chico gritaba.

- Espere un segundo - venía corriendo desesperado, el chofer lo espero y el joven subió lo más rápido posible. Era alto, un tanto más que yo, algo fuerte por lo que dejaba ver su remera ajustada. Tenía unos ojos cafés muy grandes, y unos rasgos de dios griego. Era simplemente precioso.

Yo estaba sentado en una de los primeros asientos de el autobús, así que él decidió que a mi lado era un buen sitio.

- Disculpa, te molesto si me siento aquí - Pregunto sonriendo, mientras apuntaba el puesto libre a mi lado.

- No hay problema - Respondi de manera amable. El chico se veía muy agradable.

Luego de media hora en que yo escuchaba música mientras leía Cuentos de amor, de locura y de Muerte y él veía alguna película en su celular, mi compañero de acierto decidió hablar.

- ¿Que lees? - me pregunto con interés.

- Cuentos de amor, de locura y de muerte. Es un libro muy bueno - Respondi.

- ah sí? ¿Y de que trata? - Pregunto con una sonrisa ladeada.

- Pues, son diferentes historias, la mayoría con finales trágicos. Es mi libro favorito - le conté.

- Sueña muy bueno, algún día lo tendré que leer. Mi nombre es Samuel de Luque. - El seguía con su hermosa sonrisa.

- Yo soy Guillermo, Guillermo Díaz. - le dedique una mirada cálida.

Después de esa breve presentación comenzamos a hablar, parecía que nos conocíamos de toda la vida, a ambos nos apasionaba la literatura, claro que en distintos tipos, ya que a el le gustaba la ficción romántica y a mi más lo realista trágico. Él me contó que iba a ir a vicitar a una vieja amiga, la cual lo cuido cuando era muy pequeño, ahora el tenía 25 y quería agradecerles todo lo que esa señora hizo por él. Esa señora no era nada más y nada menos que Nana Díaz. Ambos nos sorprendidos cuando bajamos juntos de aquel autobús y fuimos donde ella.

- Mi niñito - Dijo Nana mientras me apretaba los mofletes. Pese a ser mi abuela, era muy jovial, a sus 60 años se mantenía aún muy joven. - Veo que ya conociste a mi otro bebé, Samu ven para acá que hace años que no te veía - Ella nos apreto a ambos dejándonos sin aire.

Fuimos hasta la casa de Nana, donde nos esperaba un exquisito banquete de galletas, tortas y cosas dulces varias.

Con Samuel la pasábamos hablando ya que Nana había salido a hacer unas visitas a sus vecinas, nos exigió quedarnos ya que el viaje había sido agotador, con Samuel compartíamos habitación, cosa que a ninguno molesto.

Desde el primer momento en que lo.vi supe que me gustaba, y mucho. Ahora que ya lo estaba conociendo me gustaba más.

- Hey willy - Dijo dándome un abrazo - ¿como amaneciste? - Llevábamos una semana aquí, con Samuel nos volvimos inseparables, cosa que hacia muy feliz a Nana. La ayudabamos en todo lo posible.

- Samuel, hay algo que tengo que decirte - Estaba más que claro que me estaba enamorado de ese chico de ojos cafés.

- Dime chiqui - me dedico una de sus más sinceras sonrisa, esas que tanto me gustaban.

- Y-yo... T-tú... Me... Me gustas - dije bajito, mientras bajaba mi cara la cual estaba rojisima.

- Tú también me gustas Guille - dijo tomándote del montón y levantándome la cara, para plantar un casto beso en mis labios.

- Y desde ese día no nos separamos nunca más - Dije mirando a mi pequeña hija de 15 años.

- Papá, nunca me voy a cansar de esa historia - dijo ella con una sonrisa en sus labios.

- Yo menos - Dijo mi esposo, Samuel de Luque, plantando un beso en mis labios, casto, tal cual como esa primera vez.


Hdjansnsmsnajdaksbkznzkss holo, estoy de vuelta con moars historias cortitas. Amor para el jamon.
Estos dias casi no hay wigetta D: por no decir que NO HAY WIGETTA D: creo que es momento de empesar con los sacrificios al dios wigettil (?

TODOS SABEMOS QUE WIGETTA ES REAL D': DENME MI WIGETTA PLZ :(

@paloma_kiesling

One shots||Wigetta Rubelangel LutaxxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora