o n e.

592 33 4
                                    

– ¿Cuándo llegamos?  –Pregunte ya harta de mirar a las afueras de mi ventana, podría saberme el color del cielo de memoria ((Eso ya lo sabemos desde pequeños)) Sí, pero yo soy tan floja qué no quiero hacer nada más. –

–Antes no querías subir y ahora ya quieres llegar ¿Quién te entiende? –Hablo mi madre mirando por el espejo retrovisor. –

–Nadie mama, menos tú.

–Una adolescente incomprendida.

–Así es mama, una adolescente incomprendida, mejor definición no existiría.

 (…)

– ¡Arriba, llegamos! –Grito mi padre causando que mi sueño de que (N/A: Inserte su famoso masculino favorito) me declaraba su amor termine en la mejor parte ¡Me estaba por besar!–

No me tome el tiempo de contestarle, solo agarre lo más preciado que tenía en el coche: mi celular. Y me marche del auto inmediatamente, necesitaba aire puro, tantas horas en un auto agobian.

Mire la casa de un lado al otro mientras empujaba con fuerza la puerta del coche así esta se cerraba, y eso fue lo que exactamente pasó pero con un estruendoso ruido al final.

– Sí estas de mal humor, ¡No te la agarres con mi auto! –Me regaño mi padre–

Volviendo a la casa, es bonita: dos pisos, de un color blanco antiguo, desde enfrente se puede notar un patio trasero y un jardín delantero el cual tiene un bonito camino dirigido por flores hacia la puerta. Mis padres se habían esmerado con la casa, pero no por eso cambiaria mi opinión sobre el secuestro.

– ¿Bonita, no? –Hablo mi madre mientras pasaba a mi lado cargando una caja–

–Aja –Comente secamente aun mirando la casa–

Deje de admirar la casa para entrar a la misma, camine por el camino que ya estaba diseñado y cuando estaba a centímetros de la puerta, la abrí. Bonita por dentro, bonita por fuera. La decoración estaba muy guapa, claro, mi madre es diseñadora de exteriores e interiores. Que boba soy. Subí la escalera de dos en dos para ir rápidamente a conocer mi habitación, una vez ya en el segundo piso me dirigí hacia la última habitación del pasillo del lado derecho.  La cual mi madre había mencionado que era mía.

Cuando entre quede atónita, la habitación era preciosa: al lado de la puerta había un gran armario con las puertas de vidrio, del lado izquierdo del armario a unos pocos centímetros había una cama con un respaldar de color blanco que tenía colgando una cinta con margaritas y enfrente de la cama había un escritorio de color blanco también acompañado de una computador y una silla giratoria de color negro. Para agregar: la habitación está pintada de un rosado claro, en la pared del lado izquierdo la cual no tiene ningún mueble hay una gran ventana que da a la casa de al lado y al lado de la cama había dos mesas de luz. Era de película, estaba enamorada de mi nueva habitación pero no por eso cambiaria mi opinión sobre el secuestro. He dicho mucho en esta semana: “Pero no por eso cambiaria mi opinión sobre el secuestro” se volverá mi frase, debo estamparlo en una remera.

Agradecí que mis padres hallan venido la semana anterior arreglar todo, mis objetos y ropa que tenía antes ya estaban en su nuevo lugar. No tenía ganas de acomodar nada: solo ducharme, comer y dormir hasta que sea 2810 para conocer el futuro.

Oí como la puerta se abría, me di la vuelta y pude notar a mi madre con una bandeja de sándwiches.

– ¿Qué pasa? –Deje mi celular sobre el escritorio–

–Te traje unos sándwiches para que cenes ya que el horno no funciona e también quería decirte que mañana tienes clases, a las siete a.m. fuera de la cama.

 –Gracias y ¿Qué, no tengo descanso por la mudanza?

–No, ¿Qué hiciste: levantaste cajas, acomodaste, manejaste hasta aquí? No, nada, te la pasaste roncando todo el viaje así que no hay quejas.

–Bah, está bien –Dejo la bandeja sobre mi cama–

–Buenas noches.

Y eso fue lo último que digo antes de marcharse. Agarre uno de los sándwiches y lo devore en cuestión de minutos, tenía hambre no pueden culparme. Luego hice el mismo con el otro que quedaba, no tarde mucho en cenar: siete minutos como mínimo.

(…)

La alarma sonó, mejor dicho: la estúpida y ruidosa alarma sonó interrumpiendo mi sueño. ¡¿Nadie tiene algo mejor que interrumpir mi sueño?! Al parecer, no. Lance las sabanas hacia el otro extremo de la cama, me levante con esfuerzo de la cama: estaba muy calentita como para irse.

Como la noche anterior me había duchado no hacía falta ducharme, solo debía hacer las típicas cosas de la mañana: comenzando ahora. No me preocupe en colocarme las pantuflas, mis pies necesitan ser libres y además es más cómodo. Camine con flojera y mis cabellos desordenados hacia la cocina en donde mi madre me esperaba con el desayuno, un desayuno de película: café, jugo de naranja, bizcochos, medialunas dulces, mermelada, frutas, fiambres, etcétera. Mi verdadero desayuno de hoy y siempre: café o té y una tostada. Me alimentó perfectamente.

Al ser tan poco lo que hay en mi desayuno no me tomo mucho terminarlo, además tuve que apresurarme por la infinidad de veces que mi mama me decía “Apúrate” en esta casa no se puede vivir en paz. Volví a caminar a mi habitación, una de las cosas que más odiaba era ir de un lado al otro en mi casa y más si era mucha distancia. Me canso rápido por la mañana y cada minuto del día que resta, luego de caminar hacia dicho lugar logre llegar luego de esa larga caminata. Cofcofcofflojeracofcofcof. Llegue a mi habitación, ahora venía otra de las cosas que más odiaba: elegir que ponerme. ¡Como lo odio! No tengo anda, y si tengo lo use hace dos años. Mire el armario esperando que me dé un conjunto de ropa para ponerme, pero no paso, debo buscarlo yo. Agarre un jean largo oscuro, una remera blanca, una camisa a cuadros de color rojo y negro, y mis Vans negras.

– ¡Lucie Blue, apúrate que estas llegando tarde a la escuela! –Se escuchó gritar a mi madre desde la sala de estar–

Mire mi reloj de mano y sí, veinte minutos de retraso ¿Tanto tardo en elegir ropa? Comencé a colocarme la ropa lo más rápido que podía, imploraba que no me ponga la remera al revés, seria vergonzoso. Cuando termine corrí hacia el baño de enfrente, sí corrí, emocionada hacer las cosas para llegar rápido a la escuela. Llegue al baño a las corridas, cepille mi cabello y cepille mis dientes al mismo tiempo, no sé cómo pude. Salí lavando mi boca con las manos ya que aún tenía un poco de pasta dental, agarre una toalla que estaba colgando del perchero y me seque las manos mientras bajaba las escaleras, cuando llegue a la sala principal lance la toalla al sofá. Agarre mi mochila que estaba sobre el sofá y salí de la casa.

–Necesito un descanso–Hable para mí misma–

Me monte al auto y mi mama apenas cerré la puerta arranco el auto, que apurada que estaba.

____________

(N/A: Este capítulo es un desastre –Inserte la emoticón del monito tapándose los ojos, lol- y soy un desastre escribiendo, i know. Pero bueno, no puedo hacer nada, snif. Pero ustedes si: ¡Voten, comenten y agreguen a biblioteca! Si lo hacen las amo♥ pero ya lo hago. Bueno eso, gracias por leer mi novela. +3 votos y +2 comentarios, y la sigo).

(N/A 2: En el segundo capítulo aparecen muchos personajes nuevos, por cierto la foto de Lucie en multimedia. Prometo mejorar mi escritura con el tiempo, no es perfecta pero intentare que lo sea).

Incomprendida ➸ Nash GrierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora