capitulo 2

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—Mhmh ¡que delicia! —contesto la pequeña elizabeth mientras masticaba un pedazo de gelatina, justo al lado del rubio que saboreaba una jugosa fresa

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—Mhmh ¡que delicia! —contesto la pequeña elizabeth mientras masticaba un pedazo de gelatina, justo al lado del rubio que saboreaba una jugosa fresa. Los dos se encontraban sentados sobre una manta roja con cuadrados blancos, en medio de una canastita llena de dulces postres y ricas frutas como aperitivo.

Al aire libre, meliodas y elizabeth comían gustosamete los postres que la madre de la albina había preparado.
Estos se encontraban en los pastizales verdes de hace unos meses. Mientras zeldris y gelda se hallaban tranquilamente debajo de un árbol cerca de la zona, leyendo un libro compartido.

—¡Termine! —grito meliodas captando la atención de la albina, quien rápidamente termino su postre para acompañarlo, dejando el picnic y adentrarse al bosque junto a meliodas.

—¡Esperame meliodas! —grito con gracia. La pequeña se detenio cuando observo al rubio escondiendose en un pequeño arbusto. Mientras se acercaba sigilosamente por curiosidad.

—Meliodas por qué te escond- —El rubio la silencio con sus manos.

—shhh, mira eso —murmuro Meliodas, mientras los ojos de la chica se fijaron con dirección a su dedo indice. Abrió los ojos cuando vio un dulce y tierno conejito al lado de un viejo árbol.

—Aww, que tierno —murmuro la chica, a lo que meliodas le sonrrio con ternura al verla tan emocionada.

—¿quieres que lo atrape? —pregunto avergonzado, mientras jugaba con sus manos esperando su respuesta.

—¡Si!¡Por favor! —respondio animada, a lo que el chico se escabullio sigilosamente por algunos de los arbustos y salto de una para atraparlo, como si se tratara de una presa y depredador.

—Auch..—murmuro meliodas enojado, mientras se sobaba el brazo, por la caída, no lo pudo atrapar, el conejo era muy rápido para sus habilidades.

—¡Meliodas! —grito Elizabeth con preocupación, dirigiéndose rápidamente hacia su dirección . La chica tenía miedo de que se haya lastimado—. Estas bien

—elizabeth... —se sonrrojo tanto, ante la preocupación de la albina, quien se acercó a él y comenzó a preguntarle si se había lastimado.

—Ay, meliodas no lo hubieras hecho —murmuro elizabeth con preocupación, mientras lo ayudaba a levantarse. Ella odiaba verlo herido y sobre todo si fuera su culpa.

—Estoy bien Elizabeth.. —comento el rubio para tranquilizarla entregándole dulce protección al envolverla entre sus brazos. Elizabeth le sonrrio con cariño y depositó un tierno beso en su frente a lo que meliodas sonrrio ante su tierno acto—. Te amo...

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⏰ Última actualización: Mar 30, 2020 ⏰

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