𝐌𝐚𝐫 𝐇𝐞𝐧𝐝𝐢𝐞𝐫 || ❝Qᴜɪᴇɴ ᴠɪᴠᴇ ᴅᴇ ɪʟᴜꜱɪᴏɴᴇꜱ, ᴍᴜᴇʀᴇ ᴅᴇ ʀᴇᴀʟɪᴅᴀᴅᴇꜱ❞
𝐏𝐚𝐢𝐧 || Mar Hendier, una chica que fue obligada a jugar al deporte que más detestaba en ese mundo: El Fútbol. Ese simple juego le había arrebatado a su padre, sus sueñ...
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Mar se encontraba tendida en el suelo del campo de fútbol privado de su casa, respirando con cierta dificultad, tenía toda la frente empapada en sudor, y algunas partes de su chándal, que consistía en un short y camisa de tirantes, ya se encontraban húmedas por esa sustancia que no paraba de salir de sus poros. Llevaba ya seis horas seguidas de un exhaustivo entrenamiento, practicando sus regates, sus tiros, sus ataques y su resistencia... Necesitaba un descanso y una ducha, y rápido. Se quedó un rato más allí, recuperando las fuerzas, disfrutando de la brisa y la tranquilidad nocturna. El paisaje que le brindaba el cielo era hermoso.
—¡Mar! ¡Tienes una llamada importante! —Viró su cabeza a la izquierda sin mover un músculo a excepción de su cuello, y en la lejanía, delante de la entrada de su casa, su padre agitaba su mano derecha con un móvil, y se dio cuenta que era el fijo. Se extrañó ante esa llamada. Ella tenía su propio teléfono, ¿Por qué alguien la llamaría desde el fijo? —¡Corre! ¡Es importante!
La chica soltó un bufido de desesperación y cansancio, se levantó a duras penas, y se dirigió casi cojeando hacia su padre. Al estar frente a él, su progenitor le tendió el teléfono para contestar a la misteriosa persona del otro lado de la cuerda telefónica.
—¿Sí? Diga —Habló ella en un hilo de voz.
—Mar Hendier, un placer hablar contigo —La voz del hombre que resonaba desde el otro lado del móvil sonaba profunda y áspera, aparentaba unos 40 y pico años. Mar quería atrabesar el aparato de comunicación y decirle de cara a ese individuo que se dejara de halagos y que hablase directamente.
—El placer es mío —Pero no iba a perder los modales, y menos delante de su padre — ¿Con quién hablo?
—Perdón por no presentarme, soy Astero Black, entrenador del futuro Inazuma Japón — Ella, inconscientemente, hizo una mueca de extrañeza y de no comprender absolutamente nada. ¿Por qué el entrenador del futuro Inazuma Japón la había llamado?
—Ajá, ¿Y por qué usted me ha llamado?—Cuestionó ella, mientras volvía su vista al estrellado cielo y posaba una mano en su cintura.
—Para pedirle que mañana pasara por muy oficina para discutir sobre un tema, ¿Podrá asistir? —Otro punto que no entendía Mar, era el exceso de formalidad con ella, le parecía totalmente innecesario, incluyendo la conversación que estaba teniendo con él. Ella frunció ligeramente el ceño sin comprender la situación mientras bajaba el teléfono a la altura de su pecho tapando el micrófono con su dedo índice.
