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Un vistazo al pasado ²/²

Rusia, enemigo de USA e hijo del segundo empresario más grande del pueblo, el cual siempre se encargaba de hacerle competencia a Inglaterra, quien era el magnate más rico de la región.

Inglaterra y URSS siempre se peleaban, no podían ni cruzarse en la calle sin que una nueva discusión se hiciera presente; cada uno tuvo a sus hijos, a los cuales también se encargaron de criar con aquel odio tan irracional e incomprendido.

Mex conocía a Rusia, pues URSS y España se llevaron bien en algún momento, hasta que su padre decidió casarlo con USA.

A Rusia le gustaba México, lo conocía desde pequeño y siempre le pareció una gran persona;  fuerte, capaz, alegre, inteligente y muy bonito. Quería invitarlo a salir, pero su padre lo mandó a estudiar al extranjero toda su universidad, por lo que pensó que sería mejor hacerlo una vez volviera.

Pero sus planes dieron un giro completo cuando en su regreso se enteró de todo; la madre de México había muerto y él se había casado con USA.

Fue un gran golpe, él había conocido a la madre de México, y era muy parecida a su hijo, hermosa, alegre, astuta, muy amable y cocinaba delicioso, por lo que el que se haya muerto sin duda marcaría la vida de varios.

Luego estaba el hecho de que Mex se había casado… ¡Con su enemigo!

Siempre México le dijo que a él le valía madre las peleas que ambos pudieran tener, que era amigos de los dos y no iba a cambiar a uno por el otro. Eso le gustaba de él, su autonomía y que siempre hacia lo que quería, viviendo todos los días como el último.

Tenía en sus recuerdos la imagen de un pequeño guerrero poderoso, que no se dejaba de nada ni de nadie, defendiendo a los suyos y siempre usando la cabeza… o los puños.

Por eso, cuando lo vio pequeño, tímido y tembloroso del brazo de su actual esposo supo inmediatamente que no había sido Mex el que tomó la desición de casarse con él, y que había sido muy afectado por la muerte de su madre.

Así pues, mientras comenzaba a meterse cada vez más en la gerencia de la empresa de su padre se iba acercando más y más a México.

Lo veía cuando iba al supermercado, se le pagaba cual chicle y empezaban a platicar. Lo invitaba por un café o a veces al cine.

Veía que cada vez su sonrisa era menos forzada, que sus bonitos ojos bicolor tenían cada día más brillo, sus risas se escuchaban ya igual que antes de irse, y se sentía bien. Cuando Mex lo abrazaba o se despedía de un beso en la mejilla era cuando sabía que el volver había sido la mejor desición que pudo hacer tomado.

Más días pasaron, días los cuales en la mayoría estuvieron juntos.
Sabía que Mex cada vez actuaba más extraño, se sonrojaba con facilidad, evitaba el contacto, se ponía muy nervioso y siempre evitaba charlar sobre su esposo. Rusia podía ser muy tonto, pero cuando de México se trataba jamás dejaba que se le escapara un detalle, así que supo que la atracción que sentía hacia el menor empezaba a ser recíproca.

Por fin había llegado el día en el que Rusia invitó a salir a México con la intención de lanzarse de lleno.

Todo era como los otros días, risas, abrazos, una rica comida y una ida al cine fue lo que contuvo su velada.

Sin embargo, aquello que protagonizó la noche fue que, estando en casa de la difunta madre de Mex, Rusia tomó sus manos y mirándole fijamente se puso a murmurar sus sentimientos, abriéndose al contrario como le hubiera gustado hacerlo antes de su partida, lo hizo sin despegar la vista y sin apartar sus manos, dejando su corazón a las desiciones del más bajito.

Fue inevitable la separación después de aquella confesión, Rusia sabía que iba a pasar aquello, pues era de un hombre casado del que tratamos, sin embargo también estaba esperanzado a que durara poco, porque estaba seguro de los sentimientos de Mex.

Pasó mucho tiempo, en el cual Rusia empezaba a pensar que existía la posibilidad de haberse equivocado y a la vez haber arruinado la amistad que tenía con México.
Estaba triste, y fue cuando empezó a asegurar que moriría solo, pues sentía que nunca llegaría a amar a alguien como a Mex.

Sin embargo, mucho después de lo esperado el mayor volvió, abrazó a Rusia con fuerza y por fin probó el sabor de aquellos tentadores labios rosados.

Lo demás es historia, fue inevitable y llena el corazón de dicha de ambos chicos.

Perderme en ti. (RusMex)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora