Capítulo 1

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—A la orden, ¿en que puedo ayudarle?—«¿Necesita algo?» —«Pasillo nueve, embutidos» —«¿bolsa de papel o de plástico?» —«Estamos promocionando un nuevo producto... ¡Shampoo anti caída!»—«Lo lamento pero ya no nos queda...—»—«¡Qué tenga un buen día!»

—Son 10.000 W. .. —recibió el billete más una propina, sonrió con entusiasmo a la cliente— ¡Muchas gracias, disfrute su compra!

Acomodó las facturas de compras del día, fijándose en la hora del reloj de pared mientras mordía su labio inferior ansiosa.

Todavía me pregunto cómo le haces...

Volteó su vista hacia la señora que se hallaba pasando un coleto en el piso del super, sonrió con ternura tras las palabras de la ajumma.

Solo es entusiasmo al trabajo—Respondió rascando su cabeza distraída, la mayor negó divertida mientras seguía limpiando el piso.

Muy pocas personas trabajan tan duro como tú lo haces... ¡Y con un entusiasmo que da hasta miedo!— levanto una mano al aire sosteniendo la escoba con la derecha—Dime, ¿no te agota estar todo el día en este supermercado?

La joven negó con una sonrisita mientras recogía los productos que los clientes descartaban, para meterlos en una caja donde luego alguien se encargaría de ponerlos en su lugar.

Cómo cree ajumma... ¡Estar ocupada me hace sentir bien!—exclamó con una risa, mientras la mayor negaba divertida— necesito trabajar lo más posible para ganar dinero y así ayudar con el pago del alquiler del apartamento que mi amiga y yo alquilamos... —levantó la mirada al reloj de pared que indicaba lo tarde que ya era, preocupándose al ver que todavía habían clientes en el super.

Dorothy levantó la mirada de su trabajo de limpieza, percatandose de la mirada de su menor y cuando iba a preguntar por su estado de preocupación, una llamada le hizo interrumpir.

Holaa~ —respondió la joven sabiendo exactamente quien llamaba.

—¡Lisa!— se escucho al fondo risas y música estridente—¿Donde estás?, llevo rato esperando... —la joven se imagino el puchero de la chica tras la llamada y no pudo evitar morder sus uñas—¿Donde está el pastel?—preguntó, ignorando el ruido de su alrededor.

Ohhhh, Jejen lo lamento tanto~— murmuró Lisa avergonzada sin quitar sus ojos del reloj de pared y de los clientes que aún quedaban— dentro de poco se acaba mi turno. Llevo el pastel conmigo, pero dime... ¿No prefieres recibirlo en la casa?— pregunto nerviosa— de todas maneras la fiesta en el yate ya debe de terminar pronto.

Un bufido se escuchó a través del parlante, además de la música y la gente murmurando sin parar.

Jennie vio al rededor a la gente haciendo fila para entregar regalos que llamaran la atención de la pelinegra, las risas no cesaban y la música hacia del ambiente ideal para una fiesta.

Solo que faltaba su mejor amiga en ella.

Esperaré—Susurro Jennie, cuando un gran pastel de tres pisos y decorado espectacular fue puesto frente a sus narices, continuó: —Necesito que traigas ese pastel, así que esperaré a que terminé tu turno. De todas formas la fiesta recién empieza...Mintió, sonriendo a los invitados que esperaban cantarle a la cumpleañera para comer de ese gran y delicioso pastel.

Lalisa sonrió con entusiasmo.

¡No llegaría tarde al cumpleaños de JenJen! podría terminar a tiempo su turno y luego ir, llevar el pastel que ella misma preparó para su mejor amiga y cantarle el feliz cumpleaños.

𝐉𝐚𝐦𝐚𝐢𝐬 𝐕𝐮 ¦¦ LISKOOK Donde viven las historias. Descúbrelo ahora