..Pesadilla..

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Despertó levemente aturdida.

Comenzó a abrir sus ojos de forma lenta en segundos que le parecieron eternos. Cuando al fín pudo divisar la oscuridad de la madrugada, sus párpados bajaron con desesperación y sin permiso, como si a su propio cuerpo le aterrara la idea de observar su alrededor. Sucedió lo mismo en los siguientes intentos hasta que sus ojos simplemente dejaron de cerrarse, aunque seguía siendo difícil mantenerlos así.

Su cuerpo se sentía pesado, sus articulaciones duras y un repentino miedo la asaltó. Detrás suyo la puerta abierta daba a un pasillo oscuro y, por cuenta propia, aterrador. Lo sabía, lo había visto miles de veces preguntándose si en algún momento algo se detendría a observarla del otro lado, pero, esta vez tenía la sensación -no... podría jurar- la certeza de que en cualquier momento una mano la tomaría para llevársela al otro lado.

Su corazón latía con tanta fuerza que sentía podía salirse de su pecho.

Aún observando la espalda de su acompañante, intentó moverse. Su cuerpo tan enfrascado en el miedo que le resultó difícil, a penas y pudo apoyar la mano en el brazo ajeno.

Sentía la boca seca.

Se tomó unos segundos como para prepararse intentando no prestar demasiada atención en las imágenes que cruzaban su mente, viéndolas tan cercanas, reales e irreales al mismo tiempo. Aunque no sabía cómo era posible.

—A-amor— habló cómo pudo mientras sacudia levemente al chico a su lado. Éste se giró en su dirección y, a pesar de tener los ojos cerrados, sabía que le escuchaba  —Tu-tuve una... pesadilla.

Su respiración cortada y ojos llorosos al seguir siendo asaltada por dichas imágenes.

Sintió unos brazos rodearla y, por inersia, se acomodó en el pecho ajeno, aferrandose con fuerza —Tranquila, estoy aquí— escuchó antes de sentir un beso en su frente, tan delicado y lleno de amor que toda fea sensación simplemente se alejó de su cuerpo.

Volvió a respirar con tranquilidad, aunque seguía sintiendo esa insistente tristeza. Decidió ignorarlo, prefería disfrutar mientras pudiera.

Luego de lo que sintió fueron segundos, volvió a despertar. La luz del sol entrando por la ventana. ¿En qué momento se durmió? ¿Cuánto tiempo pasó? Le daba igual.

Abrazó con más fuerza la prenda en sus manos e inhalo profundo ahogandose en ese olor que tanto anelaba.

-Te extraño...- pronunció con voz quebrada.

Todas las noches dormía junto a su remera, era la única forma de sentirlo y a veces incluso de verlo. Aún dudaba si era verdad que estaba ahí o sólo era una cruel broma de su mente, pero prefería creer que sí era él. Que se apiadaba de su destrozado corazón, que se arrepentía de lo que había hecho y que esa era su forma de ayudarla a sobrellevar el dolor que le causó.

Sería otra larga mañana intentando moverse de esa cama. Las interminables lágrimas y su horrible mente le hacían esa tarea muy difícil.

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⏰ Última actualización: Mar 26, 2020 ⏰

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