[Miércoles 6 de Mayo, Instituto Homurahara 12:55]
Ojos carmesí y rubio. ¿Cómo no pudo reconocer la descripción de aquel servent, que observó solo una vez desde el inicio de su vida? Adelen se acercó rápidamente a su compañera por miedo que ella callera inconsciente.
Rin siguió con la misma expresión, ¿no se suponía que un servent desaparecía por completo si no tenía un master? ¿Cómo demonios seguía ese servent en tierra si ningún master de la guerra pasada quedó vivo? Incluso su padre murió, teniendo el guerrero que se suponía ser el más fuerte de aquella guerra. Los latidos del corazón de Rin se volvían cada vez más ruidosos, la sangre se le heló por completo y el peso de su cuerpo la obligó a arrodillarse.
—Gilgamesh...—murmuró la joven, mientras caía sobre su mejor amiga— Adel, ¿estás segura de lo que estás diciendo?
—Sí, ¿es mala señal?
—Quiero que te mantengas alejada de todo lo que esté relacionado con la guerra del Grial, por favor.
—Era lo planeado no te preocupes, si es un master podre acabar con él de inmediato. — le dijo serenamente para tranquilizarla.
—Adelen no me has entendido, quedarte conmigo solo hará que estés en peligro. Todo me incluye a mí.
— ¿Qué? —Se sorprendió esta vez la joven muchacha— Pensaba que...
—Debes alejarte de mi —ordenó un poco más alto Rin, sintiendo casi el mismo dolor que en el momento que aprendió la muerte de su padre. — Vete, lo hago por tu seguridad.
Los brazos de Aikowa apretaron un poco más el cuerpo de su mejor amiga. Rin sintió la cabeza moverse, para indicar el rechazo de su solicitud.
La azabache intentó deshacerse de los brazos de su amiga con todas sus fuerzas. Sabía que ese momento sería complicado pero no a tal punto. Forzó a sus ojos a retener las lágrimas que corrían peligro de salir sin control. Su conciencia ordenaba que se deshiciera de ella como si se tratara de su enemiga, pero su corazón rezaba para que su amiga siguiera resistiéndose hasta que se cansara de luchar. Rin se debatió sin descanso durante unos minutos, mientras las heridas de su compañera se volvían cada vez más profundas.
— ¡Incluso si esta estúpida guerra desea acabar con mi vida, no me alejare de ti! —chilló Adelen, mientras sus brazos empezaban a sangrar cada vez más, por los arañazos de Rin. — ¿O acaso tu no me quieres? —sollozó sin parar de abrazarla.
—¡Es por eso que necesito que te marches de mi vida! —gritó Tohsaka mientras intentaba levantarse del suelo, pero la fuerza de su amiga la mantenía sobre ella. — ¡Necesito que desaparezcas, que te largues, que hagas lo que sea pero FUERA DE MI VIDA!
La sala fue invadida por los sollozos de ambas. Pasaron segundos, pero parecía que el tiempo se había detenido. La campana, sonó para indicar el fin del descanso, y el de una larga y duradera amistad, haciendo que el tiempo volviera a avanzar.
—Vete... — volvió a insistir una vez más, deshaciéndose al fin de los brazos de Adelen.
La joven se levanto del suelo, se dirigió a la puerta con un silencio muy ruidoso. La sangre se deslizaba por su brazo, como sus lágrimas por las mejillas.
—Adiós.
[Miércoles 6 de mayo, Cafetería del centro de la ciudad de Fuyuki, 3:38p.m]
El café estaba más lleno de lágrimas, que de leche. Era la primera vez que se había saltado las clases y nunca se habría imaginado hacerlo. La milésima gota aterrizó en la taza.
— ¿Puedo? —Preguntó una voz masculina con autoridad.
La muchacha no alzó la mirada solo se contentó en asentir, sin verificar quien era. Parecía que su mundo se había acabado. Era una de las peores maneras que le habían roto el corazón. Su mejor amiga, su hermana de la otra familia, el amor de su vida en versión amistad, le pidió que se marchara de la peor manera.
—Ayer no estabas así ¿qué te pasó Enkidu?
Rin desapareció de su mente por algunos segundos al descubrir la identidad del desconocido que se había instalado. El detonante de toda su desgracia.
—Todo esto ha sido por tu culpa. —murmuró sin levantar la cabeza de su taza de lagrimas.
—Depende de lo que estés hablando. —bromeó el rubio.
—Rin... me ha dejado por tu culpa... —cuando dijo la frase en voz alta, no pudo evitar romper en lagrimas silenciosamente.
No podía admitir esa verdad aún. Sabía que Rin la dejó por voluntad propia y sería injusto enfadarse con alguien que no había echo nada. Es mas no conocía a aquel chaval. El desconocido se acercó y se sentó a su lado. Su mano se deslizó por su barbilla obligándola a mirarle a los ojos. Adelen no pudo evitar sentir vergüenza cuando el desconocido limpió sus lágrimas con el dedo, para que dejaran de aparecer.
—Ese Rin no merece tus lagrimas ¿me entiendes? —le susurró dulcemente, como si se conocieran desde hace mucho tiempo.
Ese tono le rompió aun más a la joven, porque la recordaba demasiado a su amiga. Estalló en lágrimas. El rey de los héroes la recibió en sus brazos, en silencio, sin poder evitar sentir enfado contra aquel chico que había destruido el mayor de sus tesoros desde hace siglos. La muchacha parecía vulnerable delante tal situación. La abrazó más fuerte, intentando buscar aquel olor familiar que había olvidado por culpa del tiempo. Ese pequeño olor a flores silvestre de su país de origen. Desgraciadamente no pudo concentrarse en el olor por mucho tiempo, por culpa de los sollozos de la muchacha, que no cambió a través de la reencarnación. No dejaría que alguien volviera hacerla daño en cualquier aspecto.
—No te preocupes Enkidu... cuando encuentre a ese niñato, lo matare.
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Volver a Verte
FanficDespertar y encontrar a la persona que pensaste que desaparecio de tu vida durante siglos, seria un sueño dulce y ligero. Eso pensaria cualquier persona. Eso penso el legendario rey de los heroes: Gilgamesh. Por otro lado la joven Adelen se adentra...