"Mis padres... son muy malos..."
Desde que tengo memoria mis padres me han hecho cosas que no me gustaban, mi madre me golpeaba cuando me negaba a hacerle caso a mi padre, y mi padre me forzaba a desnudarme frente a él, para mí, lo normal; así era cada día de mi vida.
-Mami, no quiero que me toque otra vez...- le supliqué
-Tienes que hacerlo. Hazle caso a tu padre, ¿o acaso quieres que nos abandone?- dijo con tono frío la madre
-¡La verdad, sí, es justo lo que quiero, que se largue y nos deje en paz!- grité casi llorando.
Ese día cambiaría todo. Además de recibir los habituales golpes de mi madre por ser "insolente", "maleducada" y "egoísta", mi padre invitó a sus amigos a la casa, me sorprendió, pues normalmente sólo iban a un bar.
Y ahí lo vi, un hombre apuesto, bien vestido, sin olor a alcohol y parecía ser muy amable.
Mi padre me presentó como su "juguetito personal", y todos, menos aquel hombre, se vieron interesados, y sentí cómo esos pervertidos miraban mi pequeño cuerpo con deseo, sentí nauseas, yo sólo tenía 9 años y ese día sería mi cumpleaños, el cual nunca celebrabamos.
-Jane, ven aquí, te daremos un regalo por tu cumpleaños.- dijo mi padre entrando a mi habitación junto a sus amigos, pero ese hombre tan apuesto se quedó sentado. - ¿Tú no vienes Erick?- preguntó el desgraciado de mi padre
-No- respondió-, no me parece correcto lo que le están haciendo tú y tu esposa a esta pobre niña. ¿Por qué lo hacen? es repugnante, sabía que hacías cosas malas, como consumir droga, pero nunca pensé que caerías tan, tan bajo como para llamar a tu hija "tu juguetito personal". ¡Es tu hija!- gritó a punto de romper en llanto por la indignación
El hombre que ahora sabía se llamaba Erick me tomó del brazo y me sacó de esa casucha en la que sufrí tantos abusos.