El beso que nunca nos dimos

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Una tarde cualquiera, después de perder la cuenta de los días que lleva en confinamiento, Alfred coge el móvil, una libreta, la guitarra y su mente viaja a la historia que vivía antes de que todo se parase.


Cuando estaba amaneciendo

he recordado el beso que nunca nos dimos

antes de que la vida acabase.

Nuestra conversación ya no va a ninguna parte

y no sabes cómo me arrepiento

de pedirte ir más despacio, 

aunque quisiera hacerlo todo.


Pídeme que te prometa que nos vamos a volver a ver

aunque los dos sepamos que no será así.

Pídeme que te prometa que no me voy a olvidar de ti,

aunque los dos hayamos empezado a hacerlo.


Después de tanto tiempo

 he olvidado el color de tus ojos

y, joder, es lo único que veo.

Y tengo miedo a cruzarme contigo

 y no decirte un hasta luego.


Pídeme que te prometa que nos vamos a volver a ver

aunque los dos sepamos que no será así.

Pídeme que te prometa que no me voy a olvidar de ti,

aunque los dos hayamos empezado a hacerlo.

Pídemelo todo, aunque sepamos que ya nada podrá ser,

pero pídemelo, porque así no perdemos nada,

aunque lo estemos perdiendo todo.


Tu olor no está en mi cama porque nunca lo ha estado

y no sabes cómo me arrepiento.

Igual que el beso que nunca nos dimos.

Antes y después de todo: AlfredWhere stories live. Discover now