Capítulo III

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–"Corre!!!" - gritó Tristán.
Tomó por la muñeca a Nicole y salió corriendo como si lo persiguiera el mismísimo diablo.

El dragón abrió sus fauces, dejando ver la doble hilera de amenazantes colmillos. Nicole ahogó un grito y, levantándose las faldas, se esmero en correr aún más rápido.

El gigantesco animal emitió un feroz rugido y lanzó un tremendo chorro de fuego en dirección a la veloz pareja.

Tristán tiraba de Nicole como si la vida se le fuera en ello, y la chica fue obligada a quitarse el abrigo que la cubría debido a que estaba en llamas.

Corrían sin descanso burlando las llamaradas que les lanzaba el cuidador de la torre. Finalmete un gran bosque de robles les dio abrigo y descanso.

Nicole tenía la respiración agitada y lágrimas caían por sus mejillas. El pequeño mago la miraba preocupado mientras intentaba calmar su propio pulso.

–"No se alejará de la Torre" - logró decir la ex-cautiva entre sollozos –"Está encadenado"

Tristán asintió y le frotó la espalda al tiempo que le pasaba una pequeña cantimplora. La niña tomó un poco de agua y se limpio las lágrimas.

–"Vamos" - le dijo a su nuevo amigo. Se paró, determinada a continuar, pero inmediatamente cayó de rodillas al suelo con el terror reflejado en su bello rostro al escuchar un gruñido proveniente del cielo.

–"Escapó" - susurró - "Escapó..."

Tristán se arrodilló junto a ella y tomando su cara entre sus manos le dijo:

–"Nicole, escucha. Se que tienes miedo, pero se que podemos lograrlo... Confía en mí y en ti misma. Levanta esa barbilla y desafía a ese mounstro que te a tenido cautiva por tanto tiempo, ve allí y escapa de una vez por todas. Vamos!"

Nicole, un poco más animada por el reciente discurso se levantó y le tomó la mano decidida al mago.

Empezaron a correr de nuevo por la llanura mientras la fiera los perseguía por el aire. De pronto se vieron frente a una quebrada a la cual no habían tomado en cuenta, el precipicio se haya a delante de ellos silencioso e imperturbable. Los chicos iban a demasiada velocidad para frenar, el abismo se les venía encima y no podían hacer nada. Lo último que vio Nicole antes de la total negrura de las rocas fue la mounstrosa cabeza del dragón burdeo. Luego cayó...y sólo hubo negro...














            















Nicole despertó sobresaltada, miró alrededor y vio con alegría que aún se encontraba en su pequeña habitación en la torre...

La huídaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora