Una mano fría y suave le hizo despertar. Se dio el gusto de rozar su rostro con ella, hasta convertirse en una agradable caricia.
Entonces el dueño de aquella mano se apartó y abrió la boca.
—Hey, dormilón. Abre los ojos. ¿Cuánto más piensas dormir?
Una voz demasiado familiar que logró hacerle entreabrir los ojos. Con mucho esfuerzo debido a la luz que se colaba por la ventana, pudo ver un rostro de piel nívea que fue tomando forma poco a poco y su somnolencia se esfumo completamente por la sorpresa.
—¡Sasuke!—gritó sobresaltado, sentándose de golpe sobre la cama. Sus ojos abiertos como platos.
—Tranquilo—sonrió, divertido por la acción del otro chico—No hagas eso, te quedarás sin sangre en el cerebro. Anda, levántate Menma.
Naruto pensó, ¿Por qué rayos Sasuke estaba en su habitación? Su cabeza no podía dejar de darle vueltas a esa pregunta.
—¿Qué hora es...?—bostezó, todavía adormilado y frotándose los ojos con pereza.
—Las ocho y media de la mañana—respondió con normalidad.
Entonces Naruto se fijó en que Sasuke vestía especialmente para una salida informal. Pantalón negro y una camisa roja, con los primeros tres botones desabotonados, dejando entrever buena parte de su anatomía.
—No me jodas...—se dejó caer de espaldas nuevamente a la cama—Por favor... déjame dormir más tiempo— imploró en tono dramático.
—No seas vago, Menma. Yo también dormí poco—hizo una pausa— Contacté con tus amigos. Sai y Gaara nos verán en una hora en el centro comercial. Vístete y desayuna pronto.
—Nooo...—se quejó como un niño pequeño.
Esto a los ojos de Sasuke era verdaderamente gracioso y sorprendente. No pudo evitar disimular su sonrisa.
—De verdad has cambiado...—afirmó con total seguridad—Bien, te esperaré abajo.
En cuanto el azabache abandonó la habitación, el blondo se levantó con esfuerzo de la cama. Abrió el armario de un tirón y se puso a elegir algo de ropa para ese día. Optó por una bermuda gris y una playera blanca. Y zapatillas cómodas. Pensándolo detenidamente una vez frente al espejo, Sasuke lucía como un modelo que desfilaría por una pasarela. En cambio él, no tenía sentido del gusto para lucir como el Don Juan de Menma.
Luego de entrar al baño, lavarse el rostro, mojar su cabello y dejarlo al natural, bajó a la sala donde la mesa con el desayuno listo ya le esperaba. El olor de la comida hizo rugir sus tripas. Kakashi también estaba allí, a un lado de Sasuke, quién bebía tranquilamente una taza de café. Sobre la gran mesa había tostadas, jalea y masas dulces. A Naruto se le hizo agua a la boca.
—Buen día—saludó en general, Incluyendo al personal de servicio. Tomo asiento junto al Uchiha y una sirvienta no tardo nada en servirle café con leche.
—Buen día, señor—respondieron ellos al unísono.
—Gracias—dijo ante el gesto de la mujer, y procedió a beber el primer sorbo—¡Delicioso!
—¿Desea algo más, señorito?
—No, gracias—sonrió, algo que dejó un poco desconcertada a la empleada.
—Puedes retirarte.
Mientras tanto, Kakashi también estaba demasiado sorprendido con la presencia del joven Uchiha. Nunca hubiera imaginado que sería él quién tocaría la puerta esa mañana. Estaba de muy buen humor e intuía que había detalles que Naruto no le había contado. Pero solo podía guardar silencio frente a ellos y esperar una oportunidad para aclarar sus dudas.
ESTÁS LEYENDO
Vida fingida
RomanceNaruto ha perdido su trabajo, tiene deudas de alquiler y su novia lo ha dejado. Cuando solo le quedaba dejarse caer en un mar de lágrimas, dos hombres han sido su salvación. Kakashi y Obito necesitan de su ayuda para suplantar por un tiempo al hijo...