CAP 27 LATIDOS DEL CORAZÓN.

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Mirando el cielo azul mientras el fresco aire de la tarde le hacia cosquillas en la nariz le hacía recordar viejos tiempos, tiempos en los que se le podía ver levantado desde muy temprano por alguna preocupación (que ahora que lo recuerda ese debilucho siempre lo hacía preocuparse de más) , en los que en la madrugada se volvía un alboroto al ver a varios chicos correr por algún pedido extraño producto de su embarazo, le recordaba también a aquel lugar en el que nació su adorado hijo, un lugar tranquilo y muy divertido, algunos de esos recuerdos en su mayoría eran felices pero también los malos se hacían precentes sin que lo pudiera evitar.

El rechazo, inseguridad, la traición, miedo sobre todo a la pérdida, aunque eso ya era cosa del pasado.

Muchas cosas habían pasado desde su boda con Yuuri, su hermano Gwendal se fue con Anissina y su hijo a vivir a las tierras Voltaire, viajando algunas veces por mes a tratar asuntos con su rey y cuñado, Conrad ahora maneja la academia militar, lo que lo mantiene la mayor parte del tiempo fuera del castillo visitandolos de vez en cuando sólo a saludarlos y preguntando como les va, su madre siguió con sus viajes de amor trayendo regalos de cada uno de ellos y relatando sus conquistas de cada uno, Gunter sigue igual, dramático, llorón y un tanto fastidioso (más con el) su tregua solo duró el tiempo de preparativos para su boda, pero lo peor de todo fue cuando tuvieron que despedirse de su adorada princesa Greta, al cumplir los 16 llegaron de Zorashia para llevarse a su futura reina y prepararla para el gran día en que sería coronada, ambos padres lloraron y le hicieron prometer que tendría que visitarlos para no olvidarlos, al final la dejaron ir sintiéndose orgullosos de la gran hija que tenían.

Lux sigue siendo el pequeño príncipe travieso de siempre, siempre gastando le bromas  a los del castillo, su víctima favorita: Murata, aveces lo pueden ver solo o siendo ayudado por su padre quien se escapa del trabajo algunas veces dejándoselo a él, considera apropiado el hacer ese tipo de cosas ya que al ser el esposo del rey su firma tiene un valor casi igual, pero sentía que el azabache aveces se aprovechaba de eso para jugar por todo el castillo con su hijo.

No pudo evitar que una sonrisa se le escapara de sus labios, se encontraba tan concentrado en sus pensamientos que no noto como el sol bajaba considerablemente tiñendo el cielo de color naranja, ya más consciente de su alrededor noto unos pasos y un abrigo posarse en sus hombros cubriendo lo de la baja temperatura.

— es tarde Wolfram, si te quedas aquí más tiempo podrías enfermar, la cena está casi lista — esos ojos negros lo miraban con gran amor y no pudo evitar que su corazón latera con frenesí tiñendo sus mejillas de un tono rojo.

Aún después de todo sus reacciones seguían siendo las mismas.

W— ya estaba por entrar solo que me perdí un poco en mis pensamientos.

Y— oh eso quiere decir que te e encontrado ¿No es así? — sonrió.

W— sin duda lo a hecho su majestad — vio como el más alto hacía un puchero.

Y— sabes que no me gusta ser llamado así por ti honey — al verlo levantarse lo acerco a su cuerpo atrayendolo de la cintura brindándole un poco de calor corporal a su cuerpo helado.

W— ¿y como quieres que te llame? ¿Amado esposo? ¿Cariño?... ¿Debilucho? — una sonrisa traviesa se dibujo en sus labios.

Y—¡Oye!...íbamos tan bien Honey, eres pésimo para los apodos.

Wolfram sonrió complacido al ver el puchero de su esposo haciendo que no aguantara las ganas de besarlo, al separarse el azabache beso su frente con cariño para después darle el mensaje que tenía para el.

Y— por cierto, la pequeña princesa solicita su presencia en la recamara real, su majestad.

Escucho como Wolfram hacia un soplido de disgusto ante el nuevo apodo.

Wolfram, Seamos Una Familia [TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora