Sunshine (Usuk)

I. Emily y Alice

Disclaimer: Personajes pertenecientes al grande Himaruya

Nota de Autora: Adjunto esta preciosa canción interpretada por la maravillosa Abbey <3 (Sus canciones son oro puro)

Un especial agradecimiento a DaMcLennon18 por crear el reto. Ha sido genial leer sobre los años veinte, y escuchar música jazz para realizar esto.

Warning: Aviso que muy posiblemente saque una versión boyxboy de este one-shot (si el tiempo no es cruel conmigo) 

Personajes: Emily Jones_ Alfred F. Jones

                         Alice Kirkland_ Arthur Kirkland 

"Hay personas que transforman el Sol en una simple mancha amarilla, pero hay también quien hace de una simple mancha amarilla el propio Sol"

-Pablo Picasso

I

Aunque habían muchas cosas sobre Inglaterra que detestaba, también existían ciertos detalles que volvían la vida de colores más brillantes para Emily Jones.

Una de ellas, era el camino labrado en el parque St. James. Los árboles lo perfilaban y las hojas jugueteaban con el viento de otoño, dando un aspecto abovedado y de túnel al camino. Emily Jones disfrutaba de ir en su bicicleta por aquel camino en donde se regaban algunas flores amarillentas de otoño y se desprendían las hojas. Le daban la sensación de estar recorriendo el camino de un cuento, como si se tratase de Alicia del País de las Maravillas pasando un túnel de naturaleza exuberante para llegar a aquel país onírico de los sueños.

Sintiendo como el viento le hacía cosquilleas y le revolvía algunos cabellos rubios bajo el sombrero, percibiendo la calidez de aquel sol matutino de un domingo; se saboreaba la libertad. Casi como un ave que alza al vuelto. Si fuera hombre, a veces pensaba, le gustaría haber entrado a las fuerzas áreas de su natal Estados Unidos. Hubiera sido más interesante su vida si fuera alguna piloto, en lugar de una sosa escritora de columnas en periódicos que nadie leía.

Se levantó un poco de su asiento en la bicicleta, dejando que los ingleses miraran a aquella chica que utilizaba pantalones sin ningún decoro, y se paraba sobre su bicicleta sin miedo de caerse. Emily había domado la técnica de evadir las miradas fisgonas de los británicos. Incluso llegaba a saludar a los que se encontraba en el camino diciendo algo así como:"¡Hi, dude!" y recibiendo por supuesto, caras sorprendidas por su informalidad o saludos cordiales con palabras anticuadas y británicas.

En verdad, lo único bueno de aquel país era aquel camino mágico del parque St. James.

Después de aquel bálsamo de felicidad y dosis de sol matutino, decidió detenerse cuando divisó el lago. Aquel St. James era enorme, pero tenía lugares puntuales desde donde se veían paisajes hermosos. Casi como los de New York. En particular, Emily disfrutaba detenerse en un lago precioso, el cual, siguiendo sus comparaciones con cuentos infantiles, le recordaba al Lago de los Cisnes. Casi podía escuchar a Tchaikovski entonar la danza con su rostro todo serio musicalizando aquel paisaje.