Juegos de Devenir parte Final: Abstracto.

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He tenido nutritivas conversaciones, diálogos, con el silencio, con la nada que se transforma en todo, porque ambos son infinitos. Y son el ser, y son yo mismo, y son nosotros, y lo eres tú.

La propuesta holística de la ontología resulta en el noúmeno del ser puro, la hyperforma.

Porque si bien en el concepto de todo no hay tal cosa como devenir, aquello que fue, es y será, a pesar de que ya tienen existencia intrínseca y eterna, también su devenir queda impregnado y proyectado al infinito dentro de la misma totalidad.

Entonces el universo en el que vivimos es sólo una proyección mental de una probabilidad de manifestaciones.

Porque en el neurocosmos las existencias no son más que información viajando en el tiempo, de un momento a otro se transmiten, es decir, son parte del pensamiento.

Y dado que todo lo que existe obedece un orden de causalidad, siempre existe una culpa eterna en el origen de la misma totalidad.

Entonces, al igual que la generación causal de un hecho se encuentra envuelta en su eternidad, la culpa es eterna.

Esta responsabilidad implica un sufrimiento incomprensible.

Ese sufrimiento es eterno, pero se puede aprender de eso.

La felicidad es eterna también, se puede aprender de ella tan bien.

La hyperforma es así mismo eterna, y todo es ella, todo lo crea, todo lo es.

La eternidad es devenir, el devenir es eterno.

Las secuencias, el orden, la lógica.

El instante, la imagen, la idea.

La mente y su pensamiento, sus energías interconectadas, ser yo y el no ser se encuentran.

Todo es otro, yo soy todo, yo soy otro.

Entonces eterno.

La eterna hyperforma proyecta, sus cambios eternos, ella es devenir.

Los cambios lo son todo, y todo sigue siendo sus cambios.

Y en todos ellos, él mismo.

Creando así representaciones de ser que conviven entre sí.

Una red recíproca de intercambios.

¿Quién dice que nada tiene sentido?

Si todo se dirige a sí mismo.

Porque no hay "Yo" sin "Nosotros".

Y porque eso somos, meramente relaciones.

Entonces, el ser puro, la realidad del noúmeno.

Encuentra su ambición en el devenir.

Porque busca algo extraño, algo que quizás olvidó.

Algo que puede estar sin estar, la esencia universal.

Y esta encarnación, que resulta en ego.

La experiencia de identidad, la voluntad de poderío.

Más allá de eso está el amor.

Porque el infinito desea.

Y todo lo que puede existir también murió.

Pero la eternidad está en la emoción.

Y este amor es entonces inmortal.

Finalmente, no hay principio sin el otro.

Juegos de devenir parte 24: Abstracto.Where stories live. Discover now