Shadow || YOONMIN

Uno

La bañera se está llenando mientras él se encuentra sentado en el borde frío, lleva el cigarrillo a sus labios maltratados tratando de apaciguar la ansiedad que carcome sus huesos, siente su cuerpo temblar y un nudo en su garganta, sus ojos se encuentran rojos e hinchados de tanto llorar, pero las lágrimas no se detienen.

Y la bañera se sigue llenando...

Quiere gritar, quiere lastimarse, quiere destruir esa maldita opresión que hay todo el tiempo en su pecho, esa agonía que día a día lo tortura sin pesar.
Tiene ese sentimiento de aflicción en su interior, sabe que algo nada anda bien, está teniendo una de sus frecuentes crisis, siente rabia consigo mismo, es algo que no puede evitar, está molesto y destrozado y solo puede pensar en que ya no lo soporta.

Y la bañera se sigue llenando...

Entra aún con la ropa puesta y se sumerge completamente en el agua. Solo quiere que todo se detenga, que su mente deje de torturarlo, siente que se asfixia, su pecho duele, su cabeza martilla fuertemente, se siente tan vacío, tan cansado, tan roto, que cree que un día de estos su cuerpo se dejará doblegar por su mente y simplemente ya nunca más despertará y Dios sabe que es lo que más desea, es un muerto en vida, un cascarón vacío, alguien insignificante.

La bañera rebasa, el agua se desborda y moja el piso rápidamente...

"¿Y si acabas con todo de una buena vez?"
Grita su subconciente, la oferta le parece tentadora, pero sabe que no tiene fuerzas si quiera para acabar con su vida, porque es un maldito cobarde, saca la cabeza de la bañera para tomar aire y cierra el grifo, las lágrimas se mezclan con el agua que resbala por su rostro, un grito ahogado se forma en su garganta mientras sus uñas se entierran en la carne de sus antebrazos.

-Eres patético ¿Sabes? Eres un simple idiota- se dice a sí mismo.

Sabe que todo está empeorando, siente que todo a su alrededor se termina de derrumbar, pensaba que no podía doler más, pero se equivocó porque el dolor en su alma se intensifica cada día que pasa y solo piensa que un día no lo soportará más y cederá a los deseos de su destrozado corazón.

Porque los recuerdos son como una sombra que nos persigue;