Había una vez en "La Estancia"

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Nuestra historia se remota a aquellos días en donde en "La Estancia" no había nada más que palmeras altas y libres, vacas sueltas y un lago hermoso que parecía ser la silenciosa invitación favorita de todos los cisnes de la ciudad.

Había algo más en La Estancia, como olvidarlo. En medio de la fiesta de palmeras que caracterizaba este lugar había una linda cabaña donde vivía la familia Rivero-Verme.

¿Y que había tan especial en esta familia? Bueno, definitivamente ellos llevaban un credo algo diferente.

Todo (y cuando digo todo, es TODO ah!) era sazonado con humor y música. El amor de Javier y Rosaura siempre floreció entre las notas más sabrosas de toda canción y en el camino eso trajo a este mundo a 3 maravillosos hijos. Pero como todo en la vida, hay algunas cosas que simplemente destacan y en esta historia lo que destaca es el primer fruto de ese amor: Javier Rivero Verme.

Javier creció pensando que era el sol y no lo culpo por pensarlo. Siempre andaba brillando, radiando energía y atención desmedida a los demás. Le encantaba escuchar historias y a medida que fue creciendo se dio cuenta que le gustaría mucho más ser parte de ellas.

Una buena historia para Javier era una que simplemente no tendría como adivinar su evolución, donde simplemente le tocaba entregarse e ir enterándose como va dándose la cosa. Para eso, la vida decidió poner en su camino a un peculiar personaje: Su amiga Adela y su peligrosa creatividad.

Basto un mal día en la semana de Adela para que llegue a Javier la propuesta que habría estado esperando.

"Javi!!!! Escuchame, tenemos que hacer algo YA! Que planes este fin de semana?" dijo Adela apenas respirando en toda esa oración.

"Adela, calma..." dijo Javi entre risas. "¿Qué propones?" preguntó. Claro que ya sabía que si Adela preguntaba por sus planes es porque esperaba que dijera "nada" y así plan lo-que-sea-que-tuviera-Adela-en-mente pudiera activarse.

"Hoy día lei de nuevo sobre esa estrella fugaz que va a pasar mañana en la noche y que en Perú solo va a ser vista desde el norte" dijo ella empezando a transformar sus gestos en las de un cachorrito pidiendo que por favor, la saquen a pasear al parque.

"¿Quieres que vayamos al norte mañana?" preguntó Javier, cero extrañado de la situación. Ya venía acostumbrado a estas "grandes ideas" de Adela.

"¿Mañana? Hoy! Vamos, vamos en tu carro ahora!" respondió Adela con los ojos más abiertos que nunca. Ella ya venía preparando su discurso motivador de "la vida es una" cuando de pronto...

"Ok, vamos" respondió Javier a secas con una sonrisa. "Déjame meter algunas cosas en una mochila y vamos".

"¿Y podemos llevar hamburguesas de quinua para el camino?" preguntó Adela.

"Obvio que podemos, ¿por qué no podríamos? Ni que me las fueras a escupir en la cara o algo".

"Ay que cosas dices Javicho.... En serio, a veces simplemente no entiendo a que lugares viaja tu mente" dijo Adela

"Seas conch..... " respondió Javi murmurando.

"¿Perdón? ¿Dijiste algo?" preguntó Adela muy seria.

"Conchitas a la parmesana podemos parar a comer en el camino, tal vez en Trujillo" dijo Javi, salvándose de la sorpresiva furia de Adela.

Ese mágico camino al norteWhere stories live. Discover now