Cozy.

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Viernes en la noche:

Luego de aquella noche agitada de viernes, Earth y Kao decidieron ir al departamento del último para pasar un tranquilo fin de semana acogedor.

Al entrar, Earth se abrió paso a la hermosa habitación con cama matrimonial de su pareja y se puso el pijama azul que combinaba con el del pelinegro. Un regalo de aniversario hecho por él que le encantaba usar antes de dormir. Sin embargo, mientras se cambiaba ante la atenta mirada de Kao, notó como éste fruncía el ceño mirando la parte baja del pijama.

- Esos shorts son muy cortos... - Se quejó el mayor con su pijama ya puesto y sentado sobre la cama algo tenso. El castaño soltó una risa divertido por la situación. Volteó a ver a Kao y se acercó hacia él, rodeando su cuello con sus brazos y sentándose en su regazo. Depositó tiernos y pequeños besos en su boca para calmar el ceño fruncido del contrario, y supo que lo logró cuando Kao lo envolvió con sus brazos en un abrazo y profundizó el beso poniendo una de sus manos en la nuca del menor.

Earth bajó sus manos al pecho de Kao aferrándose a su camisa mientras disfrutaba de la posesividad que imponía la mano de éste en su cuello.
Sintió como su boca era invadida por la lengua del contrario. Kao solo disfrutaba del dulce sabor a vainilla que emitía la boca de Earth gracias al helado que habían comprado camino a casa.

Sus lenguas aún danzaban juntas y sentían que estaban acariciando al más delicado terciopelo. Pero luego de un rato Earth comenzaba a quedarse sin aire y por más que empujara a Kao, éste seguía besandolo a pesar de los quejidos del menor que se desvanecían en el beso.
Prontamente Kao lo liberó haciendo que el contrario tome una bocanada grande de aire y respire agitada y cortadamente. Kao sonreía.

- ¡Ya te dije que no hagas eso! - Earth se quejó entre pucheros mientras golpeaba suavemente el pecho de Kao simulando enojo.

- Tu boca sabe muy dulce - Dijo el pelinegro acomodando un mechón de cabello de Earth mientras que éste se sonrojaba.
El mayor pasó sus manos por las mejillas y labios de su pareja mientras miraba detenidamente las facciones de su rostro. Sin duda era el más afortunado de tener a tan lindo y adorable novio. No podía pedir más, solo que él estuviera en sus brazos...

Y lo estaba. No lo iba a soltar nunca.

Kao suspiró con alegría y escondió su cara en el pequeño pecho de su novio, el cual comenzó a acariciar su cabello como si tuviera a un gran cachorro en sus manos. Un gran y tierno cachorro.

- Yo de verdad te amo, Earth - Dijo Kao con un tono suave a la vez que apretaba un poco el abrazo y cerraba los ojos, inhalando su aroma. Perfume de lavanda...
Pudo escuchar como los latidos del corazón de Earth se aceleraban para luego sentir dos manos levantar su rostro. Se encontró con dos pequeños ojos destellantes mirandolo sonriente.

- Yo también te amo, Kao.

El nombrado sonrió dulcemente mientras llenaba la cara del pequeño de besos. Unos en sus mejillas, cabeza, nariz y finalmente un corto beso en sus labios.
Kao lazó a Earth a la cama y se puso encima haciendole cosquillas y deleitandose con las risas de éste, viendo como su cuerpo se retorcía bajo suyo.
El castaño logró salir de la trampa de cosquillas rodeándolo con sus brazos. Y así ambos quedaron abrazados por un rato pensando en lo que podrían hacer ese fin de semana.

- Trae el helado sobrante. Miremos unas peliculas - Dijo Kao soltando una sonrisa cuando el menor se levantó rápidamente de la cama mirándolo emocionado y feliz. Las tres cosas favoritas de Earth en una noche.
Helado, películas y Kao. ¿Qué hay mejor que eso?

Tomó el helado del refrigerador y volvió a la habitación, donde lo esperaba su novio con los brazos abiertos.
No saben cuántas películas miraron, ni cuando se terminó el helado, tampoco saben cuando fue que decidieron preparar la cena.
O sí lo saben, pues Kao no dejaba que Earth se saltara comidas, ya que, al seguir en la universidad, necesitaba mucha energía según él.
Por eso siempre se procuraba de que tomara sus vitaminas correspondientes, comiera de 3 a 4 comidas por día y que durmiera sus 8 horas necesarias. A pesar de tomar actitudes de cualquier madre hacia su hijo, Kao era lo opuesto. Nunca le exigía a Earth a que hiciera algo, solo lo persuadía con las consequencias de no hacerlo, y obviamente le recordaba las cosas que olvidaba.

Y el pequeño Cooheart no se quedaba atrás, porque el castaño siempre se aseguraba de animar a su pareja si se encontraba decaída, preparaba la cena cuando Kao llegaba cansado del trabajo, le recuerda de tomar sus pastillas para dormir junto con sus vitaminas y se asegura de que Kao no se esfuerce más de lo que debe.

No podían pedir por un compañero más ideal...

- Iré a preparar la cena - Dijo el mayor dirigiéndose a la cocina mientras era seguido ante la atenta mirada de Earth.

Kao era muy bueno cocinando distintos tipos de platos principales y postres, sin duda era el chico multitareas. Fluke le decía que se había ganado la lotería.

No, Fluke.

Él ganó mucho más...

Earth nunca se había sentido tan completo desde que terminó con su ex, e incluso en ese entonces no había sentido tanta calidez... no como la que Kao le brindaba.

Earth observaba a su pareja cocinar desde el marco de la puerta con una sonrisa de oreja a oreja... casi parecían casados.

El castaño soltó una risita ante el pensamiento de él casándose con Kao. Pero aunque la imaginación pueda hacer maravillas, tenía que aceptar que en Tailandia aún no era legal.

Se acercó al más alto y lo abrazó por la espalda inhalando su aroma a perfume y shampoo. Luego de que el mayor terminara de cortar los vegetales para la sopa, dejó a un lado el cuchillo y volteó a ver a Earth que se encontraba mirándolo embobadamente.

- Earth, recuerda tomar tus vitaminas, hoy es viernes por la noche - Dijo Kao volviendo a los vegetales mientras se reía en su mente al ver de reojo el pequeño puchero de su adorable novio.

- No quiero, estoy perfectamente bien. - Exclamó el menor sonriendo felizmente.

- Vamos, Earth. Sabes que te debilitas si no tomas las pastillas, lo dijo tu médico cuando estuviste enfermo - Dijo Kao poniendo la zanahoria, cebolla, pimientos y algunos condimentos más dentro de una sartén con aceite caliente y comenzó a mezclarlo con una cuchara de madera.
El olor exquisito era todo lo que Earth podía oler. No quería tomar sus vitaminas ahora porque siempre que lo hacía se le iba el apetito y no podría disfrutar de la comida de Kao.

Su estómago comenzó a rugir levemente así que se acercó a la nevera por un poco de comida antes de cenar, no sin antes ser detenido por un brazo que rodeó su cintura alejandolo de su destino actual.

- P', no quiero tomarlas, si lo hago no podré cenar...

- ¿Necesitas una motivación? - Kao tomó las pastillas de Earth y las introdujo en su boca sin tragarlas, luego acercó su boca a la del más pequeño inciando un beso lento.
Earth pudo sentir la lengua de Kao pasar a su boca junto con esas estorbosas pildoras, pelearon un poco antes de que el más bajo se rindiera y las tragara para poder disfrutar más de la boca del contrario.
Sin embargo su novio se apartó tan pronto como no sintió rastro de las vitaminas y volvió a su labor de cocinar.

- ¡Oi, Kao! Eres muy injusto - El pelinegro no respondió y solo miró el reloj en la encimera, él también tenía que tomar sus propias pastillas. Se acercó a la caja de vitaminas para sacar las necesarias pero antes de introducirlas en su boca, dos pequeñas y delicadas manos se le adelantaron, poniendo las pastillas en la boca de Earth.

- ¿En serio? - El castaño solo asintió feliz mientras que veía que Kao se acercaba nuevamente hacia él y hacia su boca. Durante el beso Kao pretendía alejarse luego de tragar las píldoras para no llegar tan lejos antes de la cena, pero a medida que sus manos se introducían más y más en la ajustada ropa de su novio se sentía incapaz de alejarse.
Earth se sujetaba de la camisa del pijama de Kao mientras lo empujaba hacia uno de los bordes de la cocina, incluso el menor conocía las debilidades de su pareja también. Con su pierna rozó la semi erección del más alto sacándole un suspiro, la satisfacción de que Kao lo disfrutaba lo inundaba y siguió moviéndose a propósito mientras tocaba el tan formado pecho que tenía adelante.
El pelinegro sintió que estaba a merced de Earth si seguía comportándose de esa manera tan impotente.

Así que dio vuelta el asunto y tomó a Earth de sus muslos, cargandolo hasta sentarlo sobre la encimera de la cocina y profundizando el beso que compartían. El castaño rodeó el cuello y la cadera de su pareja con los brazos y las piernas sin despegar sus labios aún, mientras que solo podían rezar para que el oxígeno dejara de ser un problema.

KaoEarth one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora