"Ser ciego no es un problema, si lo vemos desde otra perspectiva puedes ver el corazón de las personas"
JeongIn se preguntaba que tan verdadero era eso.
HyunJin descubriría un mundo diferente en los ojos de otra persona.
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-¡Innie-ah llegaremos tarde!- gritaba el pelinegro desde la entrada de la casa asustando a Yeji de paso quien estaba distraida mirando su telefono.
-Deja de gritar mocoso, o si no mamá probablemente venga aquí y te golpee.
HyunJin solamente bufó mirando hacia el interior de la casa de JeongIn
Unos años habían pasado y HyunJin había crecido mucho al tener dieciséis años, estaba más alto y Yeji solamente le llegaba al hombro ahora y ella no staba muy contenta pues a ese paso quedaria como la menor del grupo.
El castaño llegó con su cabello algo mojado y mordiendo un durazno que su madre le había entregado antes de salir.
-Perdón la tardanza HyunJin hyung y Yeji noona, no encontraba mi mochila- mencionó sonrojado dándole otra mordida a aquel fruto anaranjado.
-No me digas hyung, me haces sentir viejo- dijo berrinchudo el pelinegro ganando una risa de su hermana.
HyunJin tomó el bastón del menor doblándolo y guardándolo en un bolsillo de la mochila de JeongIn, dejando que el menor abrace su brazo y empezaran a caminar ante la curiosa mirada de Yeji.
JeongIn por su lado seguía siendo ese pequeño niño adorable de cuando lo conocieron a pesar de tener quince años y empezar el mundo del casi adolescente, él no había crecido mucho y apenas llegaba al hombro de HyunJin, igual de Yeji.
La vida escolar del menor no fue muy fácil de adaptarse, había tenido unos cuantos momentos de pánico por culpa de sus antiguos compañeros, sin embargo el instituto de los tres era un instituto enfocado en las artes, además de ser un lugar en donde estudiaban chicos con discapacidades físicas como JeongIn y desde ese momento el menor estuvo tranquilo.
Había conocido más personas, por ejemplo Félix, un chico de su clase que usaba silla de ruedas pues había sufrido un accidente y algo en su columna se fracturó dejándolo inmovil de su cintura hacia bajo, aquel rubio tenía un mejor amigo de baja estatura, ChangBin, el cual era del curso de HyunJin.
-HyunJin, mamá dijo que tal vez me deban colocar frenillos porque mis dientes están torcidos... ¿qué dices?
-Es buena idea, tendrías una sonrisa aún más bonita.
-Si...verían mi sonrisa y no mi defecto- menciona algo desanimado.
HyunJin gruño molesto.
-Innie-ah ya hablamos de esto, no tienes nada malo y no tienes ningún defecto que te haga sentir mal.
El menor no mencionó nada más y siguieron su camino, encontrando en la entrada a Félix y ChangBin que se acercaron al ver a los dos chicos cerca, mientras que Yeji fue con su grupo donde estaba Lia y Ryujin esperandola.
JeongIn solamente tomó el bastón de su mochila para entrar a clases sin hablarle a HyunJin.
El pelinegro por su lado suspiró, sabía que JeongIn se sentía mal por su discapacidad pues hace unas semanas atrás al ir al centro comercial un grupo de idiotas empezaron a molestarlo hasta hacerlo llorar bajo sus lentes oscuros y que HyunJin estuviera a poco de golpearlos.
Él era protector con el pequeño, era un niño tan puro que le dolía que las personas lo lastimen y no poder hacer mucho para defenderlo.
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