Campana y alarma

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Cafetería/ Academia Halstrom

—¿Me detendrías si te dijera que me iré lejos de ti? —No, creo que no podría hacerlo. —¿Por qué no? — Si te vas será por que no puedes estar conmigo, quizá sea que te estorbe, que no entro en tus planes, que tus metas son distintas a las mías o que simplemente no disfrutaría lo que te ofrecen a ti. En cualquiera de esas opciones si te retengo seria por egoísmo puro. Me importas lo suficiente para pretender que es lo mejor para mí.

—Jan, de vez en cuando me gustaría que me digas algo distinto a el párrafo de una novela. —¿Cómo qué? —Algo como, ¡Mierda Paulette, no te dejaría ir ni loco! Eres mi novia. —Pero eso lo sabes a la perfección. —No está de más escucharlo, las mujeres somos fanáticas de esas cosas. Cuando el fornido hombre te deja en claro que le importas y que h0ará pedazos a cualquiera que se intente interponer en su torcido amor. —Paulette, apenas y tengo músculos para sostener mi peso.

—Pensé que por mi acto romántico en el podcast me tratarías con más delicadeza. Ya vi que solo te importa tu tonto ego. —hizo una mueca disgustada y se giró dándole la espalda a Jan, quien enseguida sonrió encantado. —Es de las primeras cosas que abandone para estar junto a ti. —susurro.

Paulette sonrió, y de nuevo se giró frente a él para darle un beso enfrente de todos en la academia.

Había pasado una semana larga para Jan, Iker desde que noto la relación de Jan y Paulette, antes de hacerla oficial, se había encargado de darle consejos para tratar a Paulette. Como si fuese un niño pequeño en el primer padre e Iker el padre ansioso y orgulloso. —¡Hola! Pueden soltarse un momento por favor, las personas aquí quieren comer sus sagrados alimentos sin un acto explícito de Shakespeare enamorado. Gracias. —dijo Iker mientras se acercaba a su mesa.

—Hola Emmanuel — comento Paulette en tono sarcástico — IKER, ya te dije que mi nombre es Iker más de un millón de veces. —Me figuras al tipo de la pornografía de la tv.

—¿Quién usa la Tv para ver pornografía de hoy en día —comento curioso y risueño Jan? Paulette a su vez lo miro sorprendido —Amor, no sabía que veías pornografía.

—No es que este muy orgulloso, pero sigo siendo un hombre con necesidades. —Aparentemente. —comento al tiempo Iker, pero Paulette lo callo en seco —Shh. Eso lo digo yo, pero nadie más.

—Como sea. Jan iremos más tarde a jugar videojuegos, mi primo llego y tiene un control más para la consola. Será como en los viejos tiempos. —Claro, ¿a qué hora? — Quizá a las 5, lleva palomitas o mejor no, se me ocurre que llegando pidamos una pizza caliente y saliendo de aquí voy por unos refrescos. —Perfecto, hay estaré.

Paulette miro a Jan con recelo, pero el no se percataba de la ligera molestia de ella al no invitarla con ellos. —¿No me dirás nada? —pregunto ella. —No, solo que luces hermosas hoy. — el timbre resonó por toda la academia, Jan se retiró besándole la mejilla. Y Paulette se quedó resentida. Si bien no era un motivo de molestia justificado, Jan tampoco entendía que algunas relaciones llevan tan enserio su papel de pareja que incluso necesitan autorización para salir, ese fue la demostración ligera de Paulette y su necesidad de tener a todos los hombres a sus pies, pero Jan parecía no importarle, ella ignoraba lo que el de advirtió desde cierto punto de su relación, que él era muy tonto para las relaciones y como la mayoría de los hombres, tampoco era bueno con las indirectas.

Entonces sonó su celular, la mayoría de los alumnos estaban saliendo pues el receso había terminado, entre el tumulto de gente contesto —Iré más tarde, estaré libre después de las 4 de la tarde—dijo el hombre que llamo. —Tienes una maldita suerte del demonio, te veo en mi casa.

Paulette salió del comedor, para encontrarse con Elena por el corredor.

—De nuevo tu. Me preocupa que seas una acosadora. —Paulette, créeme que no lo soy, no tengo nada de tiempo muerto como para perderlo contigo.

SUFICIENTE INSUFICIENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora