Jimin sabia que ya había hechado a perder su propia vida, tendría que hacerse cargo de un estorbo, alguien que malogró su vida de niño y ahora ya grande.
no quería acordarse de todo el daño en su niñes sólo quería tirarse a su cama, poder ser débil y llorar.
Pero era algo tan imposible.
Esa noche no pudo dormir y llegó el día donde su carga y el irían a la nueva casa que su abuelo había mandado a construir para su pequeño kook.
Incluso era mas grande que la de su familia.
Vio el alrededor de su nueva casa, tenia de la mano a su "esposo" kook, y al frente de él todo el servicio.
El menor se sentía incomodo y a jimin estaba empezando a sentirse asqueado por las manos sudadas del pelinegro
Kook estaba cabizbajo sin tomarle importancia a todo su alrededor, pensaba en quienes podrían ser todos los carros que pasaron y cuando los miró por la ventana.
Hizo una pequeña sonrisa al recordar cómo un niño le sonrió y lo saludó con la mano.
Jimin dejó de mirar y escuchar al personal y se fijó en el menor.
---que haces? ---se sorprendió al verlo jugar con sus propios dedos, tratando de doblarlos.
Aveces también no tener respuesta hacia que se frustrara más de lo normal.
--seré directo, este mocoso que ven aqui ---alzó su mano poniéndolo nervioso ---jodidamente necesita cuidado, y yo no quiero perder mi tiempo. Entonces ustedes como comen gracias a lo que nosotros les pagamos, lo cuidarán, y harán lo posible para que cada que vengan sus papás no de quejas---al terminar hizo una sonrisa forzada, y soltó el brazo del menor con despreció.
---no me importa cómo, solo asegúrense que no de quejas
El jardinero solo apreciaba la belleza y pureza del pequeño, su piel pálida y su mirada cabizbaja lo hacia resaltar en el lugar. Y para su mala suerte jimin lo notó. Peno no dijo nada, solo trató de ignorarlo.
---llevenselo ---tronó sus dedos, todo el servicio se alocó y una joven se decidió a llevarlo.
Ordenes eran ordenes.