Capitulo 8

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Después de salir corriendo dejando a mis amigas atrás me encerré en el baño, derramando lágrimas sin parar y sin poder evitarlo.

-¡Maldito seas!-

Aquello lo grité golpeando la pared mientras mis ojos no podían dejar de derramar más y más lágrimas... no comprendo que es lo que le ha visto a esa maldita zorra, digo, se ha acostado con prácticamente todos aquí y hasta él mismo la insultaba a sus espaldas ¿Se puede ser tan estúpido en la vida acaso? ¿Eh? Pues yo creo que sí ¡Maldición! ¿Cómo es que alguien como él me ha podido enamorar en un principio? Debería verlo y...

-por lo visto ya lo sabes-

Esa voz era la de Kelly ¡Maldita arpía! Y todavía tiene el descaro de venir a buscarme, de seguro sólo quiere refregar en mi cara su gran noticia ¡Agh! La odio demasiado, si tan sólo tuviera un poco de la maldad que ella tiene no sé que le haría...

-si, Félix y yo tendremos un bebé- dijo apenas salí del baño mientras se tocaba el vientre

-ajá, felicidades- respondí fríamente

-apuesto a que eso te enfurece- dijo haciendo puchero

-como tú digas- dije viéndome al espejo

-no te hagas la superada- se acercó -sé que te duele- se burló

-¡Ya!- me giré hacia ella -me importa una mierda lo que tú y Félix hagan ¿Okey? Por mí pueden irse al infierno los dos juntos, pero que te quede bien en claro una cosa...- me acerqué más viéndola fríamente a los ojos -empezó a salir contigo estando conmigo y eso te convierte en una maldita zorra, pero no me importa, ahora dime una cosa... ¿Quién te asegura que no te hará lo mismo que a mí con otra chica?-

Dejándola sin saber que decir pasé a su lado y me fui de allí ¡Caray! Jamás creí que tuviera el valor de decirle tal cosa, y se siente tan bien hacerlo ¡Vaya! En verdad, ayuda mucho el soltar todo sin rencores ¿Y ahora? Pues haré lo siguiente: iré a mi habitación, tomaré cada cosa que Félix me ha obsequiado y las pondré en una caja, luego borraré sus fotos de mi teléfono y laptop, para finalmente llevarle la caja a ese idiota y así borrarlo definitivamente de mi vida.

-¡Auch!-

No me había dado cuenta que de lo tan concentrada que iba me había chocado con el pobrecito de Percie, haciendo que se le caigan algunas hojas al suelo. Lo ayudé a recoger todo, tocando ambos nuestras manos como si fuera en una maldita película de amor mientras que nuestras miradas se conectaban unos segundos ¡Vamos! ¿Enserio?

-¿Por qué la prisa?-

-debo hacer algo-

-¿Necesitas ayuda?-

-no, yo puedo...- pensé un momento -¿Qué dices si les decimos a las chicas y salimos en la noche?-

-me encantaría- sonrió

Perfect LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora