Capítulo XXIII

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Capítulo 23

Me metí en el auto de Junmyeon de un salto, le alcancé su refresco y la bolsa de Bugles, y me senté en el confortable asiento de cuero de su BMW, esto era mucho más lujoso e infinitamente más cómodo que volver a casa en mi Corolla porque, además, no tendría que conducir todo el viaje yo solo.

-¿Bugles, eh? -pregunté con una sonrisa, sacudiendo la cabeza mientras él desgarraba la bolsa-. Nunca me imaginé que fueras de los que comen esa chatarra.

-Primero pruébalos, después me cuentas -respondió con una sonrisa satisfecha.

-Sí, los he probado. Creo que la última vez que los comí tenía siete años-cuando vivía con mi mamá, subsistíamos con una dieta a base de los productos de máquinas expendedoras.

-Entonces conoces la maravilla que es uno de estos pequeños -declaró al tiempo que me alcanzaba uno de esos mini aperitivos con forma de trompeta, como si fuera el Santo Grial-. Anda, pruébalo.

-No, gracias, estoy bien.

-Si puedes resistirte es que nunca los probaste.-Me reí, hurgué en la bolsa, tomé un puñado y me los metí en la boca.

-Ahí tienes, ¿satisfecho? -dije, masticando los chips salados, recubiertos de queso-. Los probé y puedo resistirme.

-Es que simplemente no eres humano.-Sacudí la cabeza una vez más, destapé mi botella de agua y con un trago me quité el sabor de los Bugles de la boca.

-Apuesto a que tampoco sabías que me gusta la carne seca.

-No te creo. ¿Tú, comiendo jerky? Vaya, eso seguramente no está en el menú de tu elegante club de campo -me burlé.

-Hace siglos que no voy al club de campo, ya no tengo mucho que ver con ese ambiente, ¿sabes?

No, no lo sabía, puede que conociera a Junmyeon desde siempre pero no tenía idea de lo que hacía en su tiempo libre, además de estudiar Medicinay dedicarle los dos últimos años a su muy demandante novio.
Miró a ambos lados antes de retomar la autopista cuando dejamos la gasolinera, poco más tarde, avanzábamos por un camino que serpenteaba entre un glorioso follaje otoñal, pronto los árboles estarían envueltos en blanco, pero ahora eran una deslumbrante mezcla de dorados, rojos y amarillos. Hacía dos horas que habíamos partido pero no parecía tanto, estar con él era fácil y divertido, conversábamos con naturalidad e intercambiamos historias de la infancia de Minseok, llegamos a hablar de qué queríamos hacer cuando nos graduáramos, Junmyeon se entusiasmó cuando le comenté que estaba considerando entrar a la escuela de Medicina cuando obtuviera mi diploma en Psicología. Si lo que yo quería era ayudar a la gente con sus problemas, tener un título en Medicina podría facilitarme la tarea, mi teléfono vibró dentro de mi bolso, lo rescaté del suelo del auto pensando que sería otro texto de Baekhyun quejándose por tener que pasarse un día entero de compras con la novia de turno de su papá, que era apenas cinco años mayor que él, solo que no era de él.

Jongin: Lo siento.

Mi dedo pulgar se detuvo en el aire, sin presionar ningún botón, no esperaba volver a tener noticias de él, ni verlo, a menos, claro, que me lo cruzara en la calle sin querer, pero ahora estaba aquí, haciendo contacto, atrayéndome una vez más.

Yo: Todo bien.

Jongin: Fui un imbécil, no debí echarte, quería que te quedaras.

Eso me provocó una sonrisa.

Yo: Lo comprendo. Estabas alterado por tu papá.

Jongin: Bueno, por lo menos pude haberte dejado terminar tu comida.

1. Kyungsoo I.UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora