El bosque faerie

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Y ahí estaba yo... cayendo por el abismo, mi amiga Mary estaba enfrente de mí gritando mi nombre, mientras extendía sus manos para agarrarme. Solo esperé el momento para recibir el fuerte impacto...


Me levanté a las seis de la mañana porque debía ir a la aldea a conseguir dinero para las medicinas de mi abuela. Yo vivo con ella desde que tenía 5 años, mis padres murieron por un accidente, para ser más precisos alguien los asesinó y yo me quedé sola, hasta que mi abuelita materna vino por mí y me crió desde entonces. Pero ahora que tengo 17 años debo cuidarla porque hace unos meses atrás el doctor de la aldea le diagnosticó cáncer y que para ser controlado debía tener medicación, pero lamentablemente las medicinas que necesita salen muy caras, por eso tengo 3 trabajos de medio tiempo, uno en la mañana, uno en la tarde y uno en la noche, la paga no es tan buena, pero es mejor que nada, mi abuela dice que no debería hacer tanto por ella, pero es lo mínimo que puedo hacer por ella ya que ella me acogió cuando mis padres murieron, me alimentó, me vistió, me llevó a la escuela y trabajaba para que nunca nos faltara lo básico, por eso estoy decidida a devolverle el favor, no me importa si tengo que trabajar más, mientras ella esté bien no me interesa nada, tal vez esté siendo muy exigente conmigo misma, pero mi abuela es lo único que tengo ahora y no quiero que se me sea arrebatado tan pronto.

- Hija, ¿Ya te vas?- dijo mi abuela. La voz de mi abuela hizo que dejara estar inmersa en mis pensamientos.

- ¿Qué haces levantada a estas horas abuela? Deberías estar descansando- dije mientras me acercaba a mi abuela.

- No quiero hija, he estado durmiendo mucho y ya me duele la espalda por estar todo el día en cama-.

-- Hmm, está bien abuela, pero no te esfuerces mucho ¿eh? Si necesitas algo puedes llamar a Roberto, le dije que viniera por si se ofreciera algo- posé mi mano en su hombro.

Mi abuela asintió, me dio un beso en la frente y me dijo.

- Que te vaya bien en el trabajo, intentaré no darle tanta a Roberto- me dijo con una sonrisa.

Abracé a mi abuela y me dirigí hacia el trabajo. Miré al cielo y tuve un sentimiento extraño, no sé si era alegría o espanto, el cielo estaba despejado y el Sol brillaba más que nunca, me era imposible mirarlo porque me lastimaba, el canto de las aves era música para mis oídos y el paisaje que estaba enfrente mío me deleitaba, todo a mi alrededor era como una pintura, los árboles, las flores, los animes, el cielo, el Sol, todo me parecía tan irreal, hasta dudé un momento de estar en la vida real y no en una pintura. Hoy parecía que sería una gran día, aunque mi pecho me dolía, pensé que tal vez era porque no había comido nada. Seguí caminando hasta llegar al "bosque de los faeries" no sé porque lo llamaban así, los rumores de la gente dicen que es porque ahí pasan cosas que el ojo humano no sería capaz de comprender, otros dicen que porque hay fenómenos sobrenaturales como hadas, duendes, hombres lobo, ángeles, etc. La verdad yo no creo en esas cosas, si no lo ves no lo puedes creer y como yo no lo he visto con mis propios ojos no lo creeré. Seguí en marcha hasta que mis ojos vieron un trébol de cuatro hojas, me detuve en seco y me agaché para visualizarlo más de cerca.

- ¡Wow un trébol! Creo que hoy será un día de gran suerte, estoy tan feliz, quisiera llevármelo, pero será como si le arrancara un hijo a la madre naturaleza, así que mejor no lo haré- dije mientras acariciaba al trébol con la punta de mi dedo índice.

Me levanté para seguir mi camino cuando de repente se escuchó algo que parecía una voz.

- ¿Hay alguien ahí?- pregunté. Empecé a mirar a mi alrededor por si veía a una persona cerca, pero no había nadie.

"Clarissa, Clarissa..."

Escuché mi nombre. Volteé a ver a mi alrededor muy asustada, por instinto empecé a caminar apresuradamente, tal vez era un loco que me estaba llamando. Al salir del bosque dejé salir un gran suspiro de alivio. Intenté calmarme ya que mi corazón estaba acelerado.

- ¿Qué habrá sido eso...?- pregunté asustada.

- ¿Qué habrá sido qué?

Dejé escapar un grito mientras volteaba rápidamente.

- Mary, eres tú...- dije aliviada. Dejé escapar un suspiro, quise calmarme por tan repentino susto que me metió Mary- No me vuelvas a asustar así, que casi se me sale el corazón.

- ¡Wow, nunca te había visto tan asustada! ¿Qué fue lo que pasó para que estés de esta forma, Clarissa?- preguntó sorprendida.

-- Nada, nada, es solo que no estoy acostumbrada a que me llames de repente- miré hacia otro lado para no hacer contacto visual.

- ¡Mentirosa! Sé que eso no es cierto, cada vez que dices algo y volteas a ver hacia otra dirección es porque estás mintiendo, así que mejor dime la verdad, ¿qué fue lo que pasó?- dijo mientras me daba un golpe en la nariz.

- ¡Auch! Ya te dije que no me pasó nada- dije mientras miraba al piso.

- ¡Estás mintiendo de nuevo! Pero no te obligaré si no me quieres decir- echó un gran suspiro después- Aunque me duele que no me tengas confianza, somos mejores amigas desde pequeñas.

Mary es mi mejor amiga desde que tengo memoria, ella tiene la misma edad que yo, pero la diferencia es que yo soy mayor que ella por un mes, ella cumple en Agosto y yo en Julio, aunque tenga el aspecto de una chica adulta para mí es una niña, aunque no lo parezca se comporta como una niña de 9 años o menos, la considero como mi hermana pequeña, la veo y siento que quiero protegerla.

- ¿Me contarás qué fue lo que pasó?- me miraba con esos ojos de cachorrillo a los que no me puedo resistir.

- ¡Ey, eso es trampa!- la miré- si sigues de insistente no volveré a jugar contigo de nuevo. Mary se resignó y solo hizo un puchero.

-- ...esta bien...- se miraba triste.

- Después del descanso si quieres vamos a jugar a los jardines de la aldea, ¿qué dices?- miré a Mary. Ella me miró con una gran sonrisa, asintió con gran entusiasmo.

Después de unos minutos llegamos a la aldea. A los alrededor había puesto de fruta, verduras, carne, ropa, entre otras cosas. A unos pasos estaba el puesto donde trabaja. Yo trabajo en un puesto de fruta, así que mi trabajo no es vender sino limpiar, cargar las cajas de fruta, guardar las cosas y todo lo que el jefe me encargue.

- Bueno, yo me despido Clarissa, que si no llego temprano a casa para el desayuno mi padre me va a matar, ya sabes como se pone y más cuando está tomado, desde que mi mamá nos abandonó él no ha sido el mismo, ahora se volvió un alcohólico, nos vemos en tu descanso, te quiero- dijo con una sonrisa y me abrazó.

Viendo cómo se iba me dio mucha tristeza, ella es muy valiente, sus padres siempre se peleaban cuando ella tenía 11 años, su padre no tenía trabajo y su madre al no poder soportar eso los abandonó. El padre de Mary se volvió alcohólico, rara vez está en su casa, solo está cuando tiene hambre para después irse a tomar de nuevo. Mary también tiene un trabajo de medio tiempo para poder comprar de comer, el poco dinero que ahorra lo tiene escondido para que su padre no lo robe, lamentablemente siempre lo termina encontrando, por eso me dio a guardarlo porque no quiere que su padre esté desperdiciando su vida en el alcohol. Lo más triste es que el señor es muy agresivo, he presenciado varias veces como le grita a Mary, no ha llegado a pegarle porque yo estoy ahí, pero cuando no lo estoy... La última vez traía el ojo morado, lo único que me dijo fue "estoy bien" con una gran sonrisa, me da mucha rabia ver como ese señor en vez de comportarse como un padre se comporta como un animal, no, no es un animal, los animales aman a sus crías y los protegen, así que ese señor no puede ni considerare un animal ¡Es una bestia! Pobre de Mary, tener que vivir en un infierno con una persona que dice ser llamada su padre, me siento impotente al no poder hacer nada por ella, solo me muestra una sonrisa tan brillante como el Sol y al mismo tiempo es tan optimista, la admiro tanto...

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