two.

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     Eddie miraba con una boba sonrisa plantada en su rostro a Richie acostado en la hamaca, leyendo un cómic, sin importarle lo que los demás hablaban. De repente, su reloj sonó, dando a saber que ya debía tomar sus medicinas, agregando las nuevas que él mismo añadió ya que hace poco descubrió que estaba enfermo. Lo apagó con desesperación por la vergüenza que le causó que sus amigos escucharan, pero todos siguieron hablando. Sin embargo Tozier alzó su vista hacia el castaño. Frunció el ceño al notar que iba a tomar esas "pastillas" que eran una total mentira.

     "¿Es en serio Eds? ¿Vas a drogarte con mentiras, otra vez?" Soltó Richie con una pizca de enojo. Eddie rodó los ojos, pero avergonzado por dentro. Tenía que tomar las otras pastillas de igual forma porque estaba enfermo.

     "Cállate Richie, y no me llames Eds." Sacó de su riñonera las pastillas que tomaba últimamente, no las que su madre le daba. Sacó una botella de agua de su mochila, pero Richie se había levantado y arrebatado de sus manos con rapidez, logrando que voltee a verlo, confundido. Luego, algo molesto.

     "Devuélveme eso, imbécil. Tengo que tomar las pastillas." Fruncía el ceño mientras intentaba alcanzar la botella de agua, ya que Tozier aprovechaba el ser más alto que Eddie, molestándolo.

      En un movimiento rápido, Richie lameó el pico de la botella, para luego dársela a Eddie que fingía una mueca asqueada. Se comenzó a preguntar porqué en vez de causarle asco tenía ganas de lamerla, ya que si cualquier persona hubiera hecho eso lo mandaría a la mierda, pero el que él lo haga fue tentador.

     "¡Dios, eres un asco! ¡Tengo que tomar esas mierdas quiera o no, estoy enfermo Richie!" Le arrebató la botella enojado, cerrandola y metiéndola de nuevo en su mochila. 

     "¿Qué, al fin te diste cuenta de que tienes ladillas?" Él rió, su risa era melodía para sus oídos. Algo cliché, pero era hermoso el sentimiento.

     "Eso tienes tú." Rodó los ojos, yendo hacia la hamaca a recostarse unos minutos, para tranquilizarse y que los nervios no se apoderen de él. ¿Ahora que pasaría? No tomó sus pastillas, y sería raro de él que tome de la botella de cuál Richie babeó completamente.

     "Alto ahí mi Spaghetti, ahí estoy sentado yo. Así que, fuera, shu, shu." Richie se recostó en la hamaca, lanzandose provocando que esta tambaleara.

     "Idiota, vas a romperla así. ¡Tampoco me digas de esa forma!" Hizo lo que tanto le tentaba, recostarse en la hamaca con Richie. Tan solo quería abrazarlo hasta el cansancio, y darle muchos besitos repartidos en la linda cara del bocazas. Pero él sabía muy bien que no debía hacerlo, porque solo estaba enfermo, ya se le iba a pasar si seguía tomando sus pastillas.

      Los nervios de Eddie estaban a flor de piel, su cuerpo rozaba discretamente con el de Richie, tenía tantas ganas de acercarse más. Él solo miraba atentamente al pelinegro, intentando que su sonrisa no sea vista, Richie, por la intensa mirada del castaño estaba de la misma forma que Eddie.

     "¡Hey, casados! Vamos a ir a la cantera ya, ¿vamos o van a pelear de nuevo?" Stan les habló, con una sonrisa de oreja a oreja; pocas veces el de rulos dejaba que vean su sonrisa. Ambos sonrieron también.
     Eddie, por los nervios, se levantó lo más rápido que pudo, logrando que la hamaca cayera, puesto que se desenganchó de dónde Ben la había ajustado. Richie cayó directamente al suelo, con un ruido sordo y mil maldiciones.

     "¡Mierda, mi hermoso trasero, Eddie!" Soltó entre medio de las maldiciones. El nombrado rió, y le extendió su mano al pelinegro para que se levantara. Era algo bobo, pues el chico podía levantarse sin si ayuda, era tan solo una excusa para tocarlo; el tan solo sentir la suavidad de la blanca piel de su mejor amigo hacía que sonriera y los nervios aumenten.

    

enfermo ; reddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora