𝗰𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝘀𝗲𝗶𝘀

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CAPÍTULO SEIS
no existe libertad
cuando existen femicidios.

ADVERTENCIAS:
CAPÍTULO METAFÓRICO,
NO ASUMAN LITERALMENTE LO QUE
DICE, SAQUEN CONCLUSIONES.

LAS INTENSAS ESTRELLAS que brillaban en el cielo oscuro era en donde centraba su plena atención. No era la primera vez que se acostaban en ese verdoso césped que le hacía cosquillitas en el cuello.

En esos últimos tres meses había sido su lugar de encuentro. Encontraban una paz y serenidad increíble, pero no por el espacio, si no que su compañía emanaba cada pizca de tranquilidad.

Eran dos energías en calma, con la necesidad de hacerse felices.

Loco siquiera pensarlo, su "crush" le daba bola, la hacía sentirse bien con ella misma y todo a su alrededor.

Porque es así, con la persona correcta es inevitable no ver a todo de la misma forma que te hace sentir esa persona.

En este caso, Valentín la hacía feliz. No solo eso. Inmensamente alegre. No solo eso. Plenamente conforme. No solo eso. Espiritualmente sosiego.

No solo eso.

No terminaba más si tenía que describir todo lo que provocaba Valentín en ella.

Su interior tenía como "cosquillas" todo el tiempo a causa del amor que sentía cada vez que lo veía.

Su cuerpo conocía cada toque y caricia de él. Su pelo conocía los mimos que aparecían cuando se acostaban a ver películas. Su cintura conocía esos brazos que la rodeaban cada vez que podían. Sus labios sabían el gusto dulce que tenía su boca.

Ella conocía las constelaciones que se formaban con los imperceptibles lunares de su espalda. Sabía que los cachetes de Valen se sonrojaban cada vez que Maia, su madre, le mostraba fotos de cuando él era un bebé. Podía captar cada una de sus emociones con solo mirarlo.

Eran dos almas que se conocían y se disfrutaban. Que habían podido coincidir y aprovechaban la oportunidad.

No necesitaban ninguna etiqueta que los defina, mientras ellos estuvieran bien; que la vida siga.

Pili ladeó ligeramente su cabeza, para poder captar con sus propios ojos el atractivo perfil de Valentín que, de igual forma, observaba concentrado las constelaciones de esa noche.

Quería guardar ese recuerdo en el centro de su corazón y que el momento no acabe, cada segundo a su lado era como tener la oportunidad de tu vida frente a tu mirada.

Valentín era su oportunidad.
Para ser feliz.
Para aprender a amar y ser amada.

abrió la boca, pero las palabras se habían quedado atoradas en su mente, no podía pronunciar ninguna frase lógica.

El sonido de un celular fue lo único que se escuchó luego de varios minutos de mutismo.

—¿hola?—su ronca voz era como música para sus oídos, le encantaba el solo hecho de escucharlo hablar.

¿esto será estar enamorada?

—¿cómo que... —Pilar observó con curiosidad la exasperación del castaño y la forma en que se levantó no podía significar algo bueno—, ya voy.

Al colgar la llamada, una cierta vergüenza cruzó por su mirada, se anticipaba a la respuesta.

Cuando se rascó la nuca nervioso, lo único que pudo hacer la fémina fue soltar una dulce carcajada.

—No hay drama si te tenés que ir, Valen—aseguró la de cabellos dorados—, de todas formas tengo que ir volviendo, mis viejos trabajan y mi hermano no está, no puedo dejar la casa sola.

—Es mi abuela... —comentó, maltratando su labio inferior—, la llevaron al hospital, está grave, es todo un quilombo.

—Tranqui—sus delgados brazos rodearon el cuerpo de Oliva por unos segundos, donde tuvo la posibilidad de aspirar su fragancia por última vez. —, avisame qué onda, cualquier cosa me llamas.

—¿No querés venir? no quiero que te vuelvas sola, y posta tengo que irme ya.

La ojiazul negó con una diminuta sonrisa, después de un largo día de escuela y estudio lo único que quería hacer era ir a su casa, bañarse y acostarse.

—Es un momento muy íntimo, Valen. No quiero incomodar—se sinceró, sin querer retrasar más al castaño—, llego en un toque dale, te aviso.

Oliva se acercó hasta la fémina, para dejar un casto beso en sus labios, pero realmente tenía que irse así que el característico:

"te quiero"

no salió de su boca esa noche.


PILAR CAMINABA APURADA por las oscuras calles de Buenos Aires, para su mala suerte tenía que pasar por unos de los barrios más feos de su provincia, pero no quería joder a sus viejos, ni a su hermano.

Tenía que ser valiente por un par de minutos más.

Contaba las cuadras que le faltaban mientras prestaba atención a todo a su alrededor, y jugaba con sus dedos algo nerviosa.

«en menos de diez minutos vas a estar viendo netflix en tu cama, dale»

En cuestión de instantes fue como si su cuerpo se trasladara a la Pilar de cinco años. Se sentía chiquita, ínfima en una eternidad de grandeza.

Parecía ser lo similar a un monstruo que le temía desde que su hermano mayor le contó una historia de terror. Era el mismo desespero.
Era el mismo miedo.

Sentía la misma necesidad de correr. De escapar.

Pero no podía. Una fuerza ajena a sus conocimientos, la detenía.

La Pilar de cinco años ya había adquirido bastante inteligencia, y en esos momentos recapacitaba todo lo que le depararía la vida, todo lo que le faltaba por experimentar y conocer.

pero nadie le enseñó
a ese monstruo a
respetar...

Le arrancaron sus sueños injustamente.

Ese monstruo se llevó todo.

"¿QUÉ TAN FUERTE HAY
QUE GRITAR? SI NO NOS
QUIEREN ESCUCHAR"





POR TODAS LAS PIBAS QUE FALTAN.

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⏰ Última actualización: Apr 07, 2020 ⏰

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