=Mi Pequeña Presa/Perdóname= [WonHa]

29~20

—¿Y bien?—inquiere el mayor dando un sorbo a su jugo.

Sana suspira.—Lo primero que debo hacer es ir a verlo.

El pelinaranja frunce el ceño.—¿Por qué tienes que hacer eso?

La, ahora, castaña agacha la mirada.—Cuando te conté sobre mi pasado, no te dije todo—dice agachando la cabeza.

—¿Entonces?—su expresión denota confusión.

—Hay un fragmento en la historia que me avergüenza—cierra los ojos.—La razón por la que rogué ir a Japón.

—Dimela—pide.

La menor aprieta los ojos.

[FLASHBACK]

—¿Minatosaki Sana?—cuestiona el hombre frente a ella.

La menor con algo de miedo asiente.—S-sí, Señor.

—Bien—sonríe.—Necesito que hagas algo por mi.

La joven observa al mayor con curiosidad y temor.—¿A-algo?—se atreve a preguntar con nerviosismo.

La sonrisa del hombre se extiende más.—Así es, y si me ayudas, te beneficiaré bastante.

Sana se sorprende ante lo dicho por el mayor, pero sin pensarlo mucho, acepta.

[FIN FLASHBACK]

—¿Sana-chan?—llama sacándola de sus pensamientos.

—¿Eh? Ah, lo siento.

—¿Qué es aquello?—pregunta ya preocupado.

—Hice algo por pedido de él—confieza sintiéndose mal.

—¿Qué cosa?

—Y-yo...—juega con los dedos de sus manos.—Takuya-kun. Y-yo me convertí en un monstruo.

Las palabras de la menor llenan de intriga y preocupación al alto.—¿Qué... quieres decir?

Los ojos de Sana comienzan a picar.—L-lo que él me pidió...

[…]

—Bien, llegamos—anunca el chofer del taxi en el que viajaron ambos japoneses.

—Muchas gracias—dice la castaña entregándole el dinero.

Ambos salen del vehículo y se quedan quietos frente a la entrada del establecimiento.

—¿Éste es el lugar?—cuestiona el pelinaranja analizando el panorama.

—Sí—responde mirando con desprecio tal lugar.

—Bien—es lo único que dice y camina adentrándose sin si quiera mirar a la japonesa.

—Takuya-kun—llama acercándose a él rápidamente.

El chico se detiene sin voltear.—Dime.

—¿Estás molesto conmigo?—cuestiona. El tono de voz que usa expresa su tristeza.

—No—lanza un suspiro.—Solo que... Me cuesta creer que hayas hecho tal cosa, y también, que hayas sido capaz de traicionar a una amiga—dirige su mirada hacia la menor.—Esa no es la Sana-chan que conocí en Japón. Estoy sorprendido, pero tranquila, solo necesito procesarlo—le regala una sonrisa y revuelve el cabello de la castaña.