Azael
En lo alto del cielo, la luna brilla con todo su esplendor, dejando luces y sombras a su paso, los grandes árboles que nos rodean, brindan un ambiente frío y solitario, pero en mi pecho, lo único que siento es una calidez que no sé cómo describir, y sé que se debe únicamente a la persona, que tengo a mi lado es este momento.
-¿Ahora si me vas a explicar quién es ella?
-Lo siento, tenía que vestirme primero, no quiero arriesgarme a que ella despierte y yo no tenga ropa puesta.
-Pero si eso nunca te ha importado.
-Ahora sí.
Emprendimos camino hacia el refugio, camuflándonos con las sombras de los árboles, la herida en mi costado aun me duele y siento como sangra, no entiendo porque no ha sanado.
Pongo una mueca de dolor al pasar junto a unas ramas y eso obviamente no pasa desapercibido por Gabe.
-Te dije que sería mejor que la lleve yo, tu estas herido.
-¡No!- nadie la va a tocar, es lo que quiero gritar pero no puedo- la herida no me duele tanto.
Gabe me ve meticulosamente, una parte de su expresión indica que está sorprendido y otra muestra que probablemente tiene todo tipo de teorías en la cabeza y está analizando cual es más probable.
No entiendo por qué de repente me irrita el simple hecho de que la vean, no soy tan arcaico como para creer que una pareja es una posesión, aun si ella es mi alma destinada, pero cuando pienso en que otras personas la vean o le hagan daño, simplemente pierdo los sentidos.
Después de caminar algunos minutos, logro visualizar una pequeña luz, más adelante, y gracias a mis excelentes sentidos, que todavía están alerta, logro oír algunas risas y conversaciones, por fin llegamos.
Cuando pasamos por unos árboles gigantes, siento como una segunda barrera nos rodea, definitivamente Farid es el indicado cuando de seguridad se trata, es imposible que encuentren este lugar, con tanta protección.
Apenas cruzamos la barrera logro divisar a Farid esperándonos, al parecer ya sabía que venía, también puedo ver a algunos de mi manada ser atendidos por unas no muy felices elfas, mientras que el resto se mantiene en un grupo alejado tratando de no interferir, y algunos de los niños que estaban cautivos juegan alegres junto a la fogata.
-Pensé que te habías muerto, ya estaba planeando como darle la noticia a tu hermano.
-Al parecer todos estaban planeando como dar la noticia de mi muerte, lástima que no soy tan débil como para morir todavía.
Algunas personas se acercan a recibirme y otros simplemente me inclinan la cabeza en señal de respeto, y los rescatados me ven entre intrigados y aterrorizados.
-¿Cómo está mi hermano?
-Débil, pero sobrevivirá, trate sus heridas y le di un sedante para que pudiera descansar.
-Seguro que no fue para asegurarte de que no despertara accidentalmente y se diera cuenta de que lo ayudaste.
-No sé de qué habla.
-Algún día tendrás que enfrentarlo.
-Pero no hoy.
Farid es sumamente serio, como todos los elfos que conozco, pero por alguna razón, cuando se trata de mi hermano, pierde la compostura.
Un quejido muy cerca me devuelve a la realidad y ambos observamos a mi mate.
-Está muy herida, es un milagro que siga con vida.
ESTÁS LEYENDO
Enseñándote a querer
Hombres Lobo¿Qué sentirías si te dijeran que toda tu vida siempre a sido un engaño? Alma Ross descubrió que vivió en un infierno durante 19 años y nunca trato de hacer nada porque pensó que era normal vivir así. En su vida solo conocía el dolor y el sufrimiento...