El dador de libertad
En medio de la nada y sobre la alfombra morada que cubre el camino que no lleva a ningún lado, casi frente a un ángel guardián está parado él. Es el dador de libertad, con un libro en las manos y un chaleco azul.
Me miro las manos que "tiemblan y retiemblan", que sudan, se estrujan y lo saludan...
Nada.
Me miro los pies que no se quieren mover, que no se pueden mover.
El camión que llega empuja con aire la alfombra que salpica sus pies de morado y levanta la vista.
Me saluda como no queriendo y se guarda el libro.
Se queda como no queriendo y el camión se va. Ya pasará el otro, dice.