Capítulo 1: La propuesta

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En un basto paisaje rural, sin ninguna edificación cerca se encontraba un joven acostado sobre el césped, mimetizándose en éste con el verde de su ropa, contemplaba el cielo azul, era el típico día primaveral, corría un poco de viento que movía su cabello largo y negro como el azabache, a pesar de ser delgado no sentía frío, ni calor, teniendo en consideración el pasado, nunca había sentido algo.
El muchacho no podía ya recordar su juventud, ni mucho menos sus primeros años de existencia.
Cerrando los ojos intentó conseguir que alguna imagen se apareciera en su mente, y así lograr recordar como habían sido sus inicios, una imagen borrosa, eso es lo que siempre conseguía.

-¡Hey Illumi, ¿qué haces aquí?!.-
A lo lejos escucho una voz que reconocía demasiado bien para su gusto, interrumpió su concentración, abrió sus ojos y se incorporó pesadamente, miró ligeramente hacia arriba, un par de alas negras tapaban el sol detrás de quien había estado llamándolo hace unos segundos atrás.

-Hisoka, ¿qué quieres?.-
Nunca se andaba con rodeos, eso no era lo suyo, sabía que si lo había llamado era para proponerle algo, a pesar de eso, no le molestaba, las ideas de Hisoka siempre lograban hacer un poco más llevadera la eternidad.

-Tengo una propuesta interesante.-
Hisoka era levemente mayor que Illumi, es por ello que se habían vuelto buenos camaradas, tenía cabello rojo que por lo general se encontraba peinado hacia atrás terminando en punta, vestía un traje negro, lo cual no era habitual, se posó sobre el césped a los pies de Illumi, sonriendo, como si acabara de hacer algo malvado, pero su compañero sabía que era por lo que venía a proponerle.

-Solo dilo rápido.-
Suspiró, y se levantó del césped, quedó de frente a Hisoka, esperando la respuesta de éste, su expresión era nula, la mayoría del tiempo lo utilizaba para generar curiosidad en sus presas, o mejor dicho, en sus "trabajos".

-He encontrado una universidad que busca unos cuantos profesores y se me ocurrió, ¿por qué no aumentar los ingresos del infierno?, al jefe le interesó la propuesta y me pidió que fuera con alguien de confianza.-

Illumi no era de los que se alegraban por trabajos fáciles, y el hecho de que la propuesta de Hisoka fuese con universitarios no lo alegraba demasiado, prefería los retos, los adultos eran su trabajo favorito, ya con un criterio firmemente formado, y la satisfacción al momento de convencerlos, de corromper algo que se suponía era un ser moral.

-¿De cuanto sería la paga?.-
El infierno se regía por un sistema de niveles, estando a la cabeza el mismísimo lucifer, siendo éste el con mayor nivel, prácticamente inalcanzable, muchos habían estado cerca de conseguirlo, pero la brecha siempre volvía a ser enorme.
Actualmente Illumi iba en el nivel 300, desde que había llegado al infierno había estado subiendo aproximadamente un nivel por año humano, a pesar de que se veía de 24, su edad real era mucho mayor, por otro lado Hisoka aparentaba un poco más, unos 28 años humano, en cuanto a su nivel era 400, ya que disfrutaba de realizar trabajos extra, como era el caso actual.

-El jefe me ofreció 2 niveles por estudiante y 6 niveles por profesores, fueran hombres o mujeres.-
Realmente era una buena oferta, por lo general para subir un solo nivel hubiesen necesitado de 50 jóvenes ó 16 adultos.

-Está bien, te acompañaré en este trabajo. -
Illumi terminó aceptando, a pesar de no estar interesado en subir de nivel rápidamente, esto le permitía tomarse un tiempo libre sin tener que preocuparse de nada, por otro lado Hisoka encontraba sumamente entretenido trabajar con Illumi, y así tener un poco de competencia.

-Entonces, comenzaré con los preparativos, dentro de una semana vendré a buscarte y partiremos a la civilización.
No te quedes demasiado tiempo aquí, tienes que ir al infierno de vez en cuando.-

-Intento recordar algo.-

Hisoka dio un pequeño salto para impulsarse, y como había llegado se fue, el sonido de sus alas iba dispersándose con el paso del tiempo, Illumi por otro lado volvió a lo que estaba antes de la interrupción, se acostó en el pasto y volvió a cerrar sus ojos.

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