-Capitulo 2-

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Junio 01 de 1812, siglo 19; Sentí un inquietante sonido chillón del freno, que recorría por todo el auto, noté que el chófer y el guardaespaldas ya no estaban,.. Así que desperté y observé algo soñoliento através de las ventanillas empapadas..., ya estaba en casa, ... y sentí los pasos de Angélica con mi maestro a su lado, que venían hasta el coche... -suspire- -aquí vamos denuevo- - dije en mí mente... -¡Hola, cariño¡, ¿Ya estás bien?, ¿Se te pasó el malhumor?- insinuó Angélica junto a mí maestro.

- Demien, ¿Todo bien? - preguntó mí maestro, se le notaba la frívolidad en su expresión en la cara.

- ¿Por qué no ha de estarlo? - respondí con sarcasmo y una sonrisa hipócrita que me costaba mostrar; me mantuve con los brazos cruzados después de ello, mientras apretaba mi hombro. - Y...¿Cómo estuvo tú noche ayer? - -Destaqué mí comentario, mientras salía del coche, me recosté en el y le observé en los ojos a ambos-. Creo que por ese instante, puse el ambiente totalmente a negro, noté una expresión de cobardía acompañada de impotencia de parte de mi maestro, porque él sabe muy bien que si se mete conmigo o me lleva la palabra en contra, en un chasquido de dedos lo puedo sacar de la mansión.

- ¿P... Por qué carajos eres así, Demien?..., ¿Sabes muy bien que eso no es decente y amable de tu parte? -

-Le sonreí con asco y repugnancia.- - Wow... La chica-modales... Eh?, Mejor no discuto con ustedes par de personas perfidas, no quiero perder mi imagen por solo discutir con personas que no me llegan ni a mis talones en lo moral. -

-saqué la guitarra del coche por la ventanilla del auto,- mientras le ponía el estuche, escuché parlotear a Angélica, pero... Nah, no le presté atención, supongo que no era nada importante, nada que me importe...

Salí de ese lugar tan incómodo dejándolos solos, y caminé hacia la mansión de mis padres por los grandes jardines llenos de nieve. Ah... -suspiré- mi mente estaba totalmente en blanco, no supe qué era el estrés por ese momento... Nada ni nadie que me molestará en ese lugar, por un instante me hice la idea de que si podría vivir solo en el jardín, pero para convencer a mis padres, no sería algo factible... Obviamente debía llegar rápido a la casa, dado que, lo más probable si me quedaba ahí por mucho tiempo, capturaría un resfriado.

Er-rk... -hice un quejido- me dolían las orejas por el frío, pero aún así seguí caminando, mientras hacía eso, pasó un recuerdo de mi abuela... Ella solía contarme algunas historias cerca de la chimenea encendida...

("Una vez, tu abuelo fue de pesca y regreso sin su oreja izquierda, pero él no lo notó después de un día; recuerda no seguir los pasos de tú abuelo, no salgas durante mucho tiempo, podrías perder la oreja como él" -empezó a reír a carcajadas mientras me veía temblar del miedo-)...

Ahg... Ahora recuerdo el por qué no pude dormir durante una semana.

En fin... Llegué a la mansión de mis padres, su entrada era enorme y totalmente blanca, acompañada de varios cristales decorativos de color azul y verde aguamarina que recorría por la parte de enfrente, tenía una capa ligera en el techo de madera fina de color púrpura opaco.

Antes de pasar... Toqué mis orejas algo atormentado por recordar lo de mis abuelos... -se formó un gesto de preocupación y luego tranquilidad- Uff... Aún estaban allí.

Toqué la puerta y rápidamente un mayordomo abrió de ella. -Hola joven Demien, sus padres te esperan en la sala de reuniones- dijo formalmente y con voz firme mientras daba una reverencia hacia mí.

-Oh, jeje... No hagas eso conmigo, no soy como mis padres, y... A qué sala de reuniones? Hay varias- -pregunté mientras rascaba mi nuca algo incómodo-.

-En la sala de reunión central 1- dijo el mayordomo mientras cerraba con amabilidad la puerta y me daba gesto a que siguiera-.

Empecé a caminar por los anchos y extensos pasillos de la mansión, -miré el suelo mientras seguía en camino- -¿Por qué mis padres tienen que realizar varias salas de reuniones?-... Me pregunté algo incómodo...

El suelo de los pasillos era totalmente blanco, a la cual daba reflejo de la luz que acompañaba las amplias lámparas costosas de mi madre, entre los pasillos se escuchaban mis pasos... Era incómodo... Me preguntaba repetidas veces en mí cabeza el "¿por qué tenía que ser millonario?"... Mis preguntas pasaban una tras otra a la cual me hizo marear y obligar a correr rápidamente hasta la sala de reuniones.

Me detuve agitado mientras rascaba mi cabeza y observaba que ya había llegado a la "tal" sala, la presentación de la dicha, era como de caballería, tenía dos jarrones japoneses a cada extremo de la puerta,... Ah... - Y-ya... Ya estoy aquí-, abrí la puerta tras observar a mí madre cruzada de brazos en el sofá y a mí padre mirando através de la ventana, "aquella ventana media como unos 4 metros de alto y varios de ancho"; ambos tenían una expresión pasmada en su cara de despectiva hacia mí... Lo que me causó más incomodidad, ya sabía que los tres íbamos a discutir denuevo, así que, quise dar un bueno inicio, que ironía -Hola- traté de sonreír mientras les observaba.

-Llegas tarde- dijo mi madre con carácter petulante y su ceja levantada.

-Wow, solo tardé unos minutos- respondí al instante.

-si, minutos que yo hubiera utilizado en mejores cosas que esperarte- agregó mí madre a lo que dije de forma chocante.

Ah... Me quedé en silencio esperando a lo que me iban a decir... Pero no podía evitar sentir transcurrir mi sensación de impotencia hacia ellos...

-Wow... Aprendiste a quedarte callado- dijo mí padre mientras me miraba despectivamente. - En fin, de lo que queríamos hablarte, es que ya estás dentro en la Universidad.

Rápidamente sentí una felicidad en mí cuerpo... No pude evitarlo... Pero esa felicidad duró poco porque, mi padre me la quitó con otro comentario.

-Ya hablé con tus maestros, y me dijeron "Felicidades señor Schumacher y señora Flyh, su hijo a mostrado desempeñanza en toda su educación, y ha quedado como el segundo mejor de todas las grandes academias privadas de Canadá", en ese instante yo no pude tener asco contra ti Demien, yo lo hubiera hecho mejor y yo no hubiera quedado como el número uno en todo éste podrido continente-.

En ese momento... Quedé totalmente asombrado, entristecido y enfadado ante las palabras sórdidas de mí propio padre.

- ¿Cómo pueden-- fui interrumpido por mí madre-. -Que "¿cómo podemos ser así contigo?", Ah... Basta de tonterías, sólo mírate, nosotros no queríamos que nacieras, solo dos seres quisieron que nacieras, la loca de Veronik Schumacher, tu repugnante tía y tú abuela, que ya está muerta; al menos hubieras sido mejor en la academia, y yo tal vez tendría menos asco hacia ti, ya... ¡Vete de aquí mejor!.

Salí de la Sala de reuniones y cerré la puerta fuertemente; mientras miraba el suelo y por alguna extraña razón, también sentí asco de mí...


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