Te quiere... (pt.3)

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- ¡¿Por qué hiciste eso?! - me reclamó Joaquín, lleno de pánico.

Hacía solo unos segundos, lo había tomado desprevenido usando su celular para llamar al chico que le gustaba y puesto rápidamente en su oído para que le hablara. El resultado fue mi amigo solo gritando "número equivocado" con una voz no muy masculina y colgando abruptamente la llamada. Ahora estaba caminando en círculos en su habitación, jalándose los pelos.

- ¿De qué te quejas? Si realmente no querías llamarlo o que él te llamara, nunca le hubieras mandado tu número por partes en primer lugar, ni tampoco hubieras guardado su número en tu celular. - me quedé pensando un momento - De hecho... ¿Cómo fue que obtuviste su número?

- Eso no es importante - dijo poniéndose rojo hasta las orejas, no sabría decir si del enojo o de la vergüenza -. Ahora él tiene mi número ¿Qué se supone que voy a hacer? ¿Y si reconoció mi voz? ¿Y si me devuelve la llamada?

- Joaco, te estás preocupando por cosas que todavía no han pasado. Además, ambos conocemos a Emilio. Es muy lento y despistado, probablemente ni se haya dado cuenta.

Justo en ese momento el celular de Joaquín volvió a sonar. Él, apenas ve la pantalla, suelta un chillido y lo arroja a la cama.

- ¡Es él!

- ¿Y qué esperas? ¡Contesta!

Joaquín negó frenéticamente con la cabeza y salió corriendo de la habitación.

- ¡Joaquín Bondoni Gress! - agarré el celular y miré en su dirección con una expresión salvaje - Contesta el puto celular. - grité y lo perseguí por toda la casa.

¿Quién diría que terminaría en esta posición? Ayudando a mi amigo a salir con su amor platónico.

Amor platónico que resultó ser mi novio y posteriormente mi ex.

Cuando Emilio y yo nos volvimos novios, no fue sorpresa para nadie. Típica creencia de que un chico y una chica no pueden ser solo amigos, supongo. Sobretodo si eran tan cercanos como lo eramos nosotros. Decían que teníamos mucha química, que prácticamente ya actuábamos como pareja, que seríamos la pareja perfecta. Todos nuestros amigos nos shipeaban, incluso nuestros padres querían que estuviéramos juntos. Comencé a cuestionarme si en verdad ellos tenían razón y si de verdad sí sentía algo por mi mejor amigo.

Tal vez es por eso que decidí intentarlo. Eso y el hecho de que quería saber que se sentía estar en una relación. Emilio tampoco había tenido novia antes de mí. No es como si no le hubieran llovido las oportunidades, muchas chicas se le insinuaban seguido, pero normalmente las rechazaba (muy gentilmente, por supuesto) o, si aceptaba salir con alguna, no pasaba de tener un par de citas con ellas. Por eso me sorprendió tanto que aceptara salir conmigo cuando le confesé que me gustaba.

- Ellas eran lindas, no me malentiendas. - me explicó una vez que salimos a comer afuera - pero muchas de ellas apenas y me conocían y ya decían estar enamoradas de mí. Podía ver desde el inicio que solo querían ir corriendo a contarle a sus amigas que habían logrado tener una cita conmigo.

- Oh, las penurias de ser popular. - dije y ambos nos reímos.

- Pero tú me conoces, Mary, - continuó, tornándose serio, tomándome las manos - por dentro y por fuera. Nunca me he sentido más cómodo con ninguna chica que contigo. De verdad me gustas y quiero intentarlo. - se sonrojó adorablemente al decir lo ultimo.

Recuerdo haberme sentido conmovida, incluso alagada por esas palabras. Pero luego entendí que cómodo, a veces solo significaba eso, cómodo. Yo era la primera chica con la que se sentía "cómodo". Tal vez debí sospechar algo en ese momento. No lo hice.

Emiliaco SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora