🌹💦Izzy Stradlin💦🌹

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Todos los días paseaba a Titán, mi perro grande y negro, por el mismo sitio, a tres horas distintas

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Todos los días paseaba a Titán, mi perro grande y negro, por el mismo sitio, a tres horas distintas.

Siempre hacíamos el mismo recorrido: salíamos de casa y atravesábamos la calle dirección noroeste, unos cincuenta metros. Ahí, Titán hacia pis sobre varias farolas, olisqueaba el suelo y tiraba de la correa para correr. Pero solo si era la segunda o tercera salida, en la primera era demasiado temprano para correr para él. Lo siguiente que hacíamos era asomarnos por el parque, más especialmente en la zona de hierba verde, donde soltaba a Titán unos diez minutos para que corriera con otros perros por la zona. En la mañana y por la noche, no solía haber muchos perros, pero a media tarde si se juntaba un buen número de animales. Él aprovechaba para saltar y perseguir a otros canes, y yo me fumaba un cigarro. Aunque depende del tiempo, me llegaba a fumar hasta dos. El humo hacia formas en el aire, dispersándose a mí alrededor mientras mi cuerpo se relajaba mirando a Titán. Se podía decir que ése era mi momento preferido del día. Después de desfogarse, seguíamos nuestro recorrido hacia el sur, intentando abarcar el máximo de espacio para que Titán soltara lastre, ya que le costaba hacerlo si no andaba lo suficiente. Después de unos minutos bordeando las aceras y una vez que conseguía que mi perro cagara, hacíamos el camino contrario, resiguiendo nuestros pasos para volver a casa. Pero esta vez más lentos, pues ambos estábamos más cansados después de la caminata.

Todos los días eran iguales, excepto aquel día.

Mientras Titán y yo llegábamos al ecuador de nuestro paseo de mediodía, mi perro tiró de mí hacia un grupo de chicos en la puerta del estudio de grabación de la calle Saticoy. Dejé que se saliera con la suya si no quería morder el polvo, y con eso ya sabéis a lo que me refiero.

Llegué hasta ellos para darme cuenta de que no eran la clase de personas a las que uno querría pegarse mucho. En sus manos agarraban botellas de cerveza y sendos cigarros prendidos y humeantes. Y por las pintas, diría que eran otra banda de rock intentando hacerse hueco en el mundo de la música en esta ciudad. Lo que me olía a sexo, drogas y rock and roll, y no en el sentido de tópicos que no se cumplen. Tenían la pinta de padecer de los siete pecados capitales.

Todos me miraron cuando Titán irrumpió entre ellos, lamiendo manos y llamando la atención.

–¡Ala, vaya perro! –dijo el rubio alto al sentir a Titán sobre él.

Intenté tirar hacia mí de la correa, pero por experiencia ya sabía que mi perro era mucho más fuerte que yo. Por lo que no pude evitar que se le parara a aquel chico alto y al siguiente chico a su lado, un moreno delgado y con cara seria.

–Vaya perrazo que te gastas –me dijo un pelirrojo de pelo lacio.

Lo miré unos segundos sin perder la atención de mi perro sobre el moreno, quién ahora sonreía acariciándolo.

Aguanté su mirada, la suya y la de todos los demás mientras el humo de sus cigarros invadía mis pulmones. Hacía unos minutos que me había fumado uno de mis Marlboro, pero su humo me devolvía el mono.

One night only with [RELATOS ERÓTICOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora