🔞Abbacchio🔞 HETERO

3.9K 127 107
                                    

—No vas a irte de aquí.

Aquél gran hombre me sujetó del mentón, enfadado por haberlo desobedecido cuando entré a su habitación por unas cosas y me negué a quitarme la ropa.

Este tipo está loco. Me uní a la pandilla hace unos días y desde el primer minuto me miró pervertidamente. Es un descarado de primera.

—Soy uno de tus superiores y tienes que hacer lo que te diga.
—¡Quita tus manos de encima!

Abbacchio cerró lo poco que abrí de la puerta cuando intenté escapar. Me tomó del brazo jalándome hacia la cama y caí bruscamente.

—Auch... mi brazo...
—Eso te pasa por no hacerme caso a la primera. Cometiste el error de tu vida.

Pegó su cuerpo contra el mío mientras su mirada penetraba cada fibra de mi ser. No podía moverme puesto que su esbelto cuerpo bloqueaba cada salida y mis piernas temblaban por culpa de esos ojos color violeta.

Se relamió los labios al notar mi nerviosismo y me robó un beso. Me sujetó del cuello con una de sus manos y con la otra apretaba mi mano izquierda. Su lengua exploraba la mía con tanta lujuria que me provocaba ganas de más. Detestaba el hecho de que un pervertido como él me estuviera enloqueciendo en minutos.

Con mi mano libre, acariciaba su nuca y a ratos bajaba hacia su espalda. Se separó de mis labios para admirarme indefensa, sonrojada, muerta de ganas por probar más de él.

Se acercó a mi oído y con su voz gruesa empezó a susurrarme.

—¿Aún quieres irte y dejarme aquí solo, _____? ¿Quieres dejarme con las ganas de hacerte mía?
—Abbacchio... ahh~
—Shhh. No tienes permiso de interrumpir a mis palabras. Qué nena tan irrespetuosa.

Levantó los brazos quitándose la camisa que llevaba puesta. Lo miré perpleja y sonrojada, amaba ver sus pectorales y esos músculos tan marcados. Después, él arrancó con fuerza mi vestido y me dejó en ropa interior. Se le veía desesperado y quise burlarme de él.

—¿Tanto deseabas tenerme así?
—Me masturbé todas las noches pensando en ti desde el día que te conocí. Mira cómo me tienes.

Llevó mi mano hacia su pantalón y pude sentir su enorme miembro, el cual estaba casi por salirse. No le pregunté, simplemente se lo saqué y comencé a acariciarlo lentamente. El calor de mi mano le hacía jadear de placer.

—Se siente... muy bien... mmffhh...

Alejó mi mano un momento para quitarse el pantalón y quedar completamente desnudo ante mí.

—Tócame. Siénteme. Soy todo tuyo, así como tú me perteneces hoy.

Sus palabras solo hacían que me mojara, él lo sabía y quitó mis bragas dejando ver mi vagina húmeda y caliente.

—Maldita sea. Quiero probar cada puto centímetro de ti.

Acercó su rostro hacia mi vagina y comenzó a hacerme sexo oral. Era bastante bueno. Impulsivamente sujetaba su cabeza y la acercaba más a mí. Me quité el sostén y empecé a estimular mis pezones mientras él continuaba ahí abajo.

Levantaba la mirada para admirar mis gestos y movimientos. Quería tenerlo dentro de mí en ese instante.

—Abbacchio... p-por favor...

No necesité decirle más, él comprendió a la perfección lo que mi voz entrecortada estaba a punto de decir.

Detuvo sus movimientos con la lengua e introdujo uno de sus dedos en mi abertura para relajar mi cuerpo. Después, acercó su pene erecto y daba ligeras pasadas.

—M-Me estás haciendo sufrir... te quiero d-dentro... ya...

Él sonrió malévolamente ante mis palabras. Le estaba dando el placer de ser su sumisa. Acarició mi mejilla y empujó su miembro haciendo que soltara un gemido agudo de dolor.

—Mmmm~... _____, estás tan apretada y húmeda...

Lo abracé por el cuello mientras él me embestía cada vez más rápido. El sudor se hacía presente al igual que nuestras respiraciones agitadas. Abbacchio me apretaba los senos y me lamía el cuello. Disfrutaba ser tocada por un hombre tan imponente.

—¡Ahh~! ¡Abbacchio, voy a venirme...!
—Cállate. No lo harás. Tus orgasmos me pertenecen.

Ya no aguantaba, en verdad ya no podía más... gemí su nombre y ensucié su pene con mis fluidos.

Abbacchio detuvo sus embestidas y salió de mí. Me tomó del cabello obligándome a hincarme en el suelo y él se sentó en el borde de la cama.

—Hazme venir.

Sonrojada lo miré a los ojos sin hacer ningún movimiento. No era mi culpa haber terminado primero.

—Tsk. No te estoy preguntando.

Me tomó de la nuca acercándome a su miembro. Abrí la boca y él se encargó de mover mi cabeza arriba y abajo. Me la metía hasta la garganta provocando que tosiera, pero no se detenía. Sujetándome fuerte de sus muslos, mis lágrimas se hacían presentes, era demasiada fuerza con la que me embestía la boca.

Bastaron unos minutos para satisfacerse lo suficiente y tiró su semen en mi rostro. Me apenaba estar así, pero a la vez me gustaba ser como un objeto para él.

—Qué linda te ves así.
—C-Cállate...

Soltó una pequeña risa y ayudó a limpiarme y a vestirme. Era un buen hombre después de todo (aunque me trate de ahogar con su pene).

—Seguramente Bucciarati está preguntando por mí, ya debo irme.
—En la noche la pasaremos mejor y no te puedes negar, a no ser que quieras que le cuente todo a Bucciarati.

Di un suspiro y fruncí el ceño viéndolo molesta. Se acercó a mí dándome un beso en la mejilla. Me acompañó a la puerta de su habitación y salí.

Lo odio... pero qué rico me maltrata.

JoJo's Bizarre One-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora