Capítulo 3

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Un Nuevo Despertar.

... Me despierto por el suave canto de los pájaros en la mañana, y la deslumbrante luz que se ve por las ventanas de mi habitación, abro los ojos lentamente y fijo mi vista en el blanco techo. Me estiro en mi cama tratando de deshacerme de la pereza que alberga mi cuerpo.

Fijo mi vista en el reloj que descansa en el nochero ubicado al lado de mi cama.

9:32 A.M.

Vuelvo a fijar mi vista al techo y un mar de recuerdos invade mi mente, recuerdo aquella noche, aquel grito, ese estruendo que se oía por la llamada telefónica, mientras mi corazón se partía en mil pedazos que terminaron de ser pulverizados cuando recibí la trágica noticia, no le deseo ésto a nadie...

Pasé cerca de cuarenta minutos observando el techo de mi habitación y recordando todos esos días en los que mi madre se levantaba antes que todo el mundo en casa y me llevaba un delicioso plato con huevos revueltos y una taza de café a mi cama, antes de salir de la habitación me daba ese beso en la frente que acostumbraba siempre y me daba los buenos días...

"Toda mi vida fue totalmente diferente cuando mi madre falleció, tuve un cambio drástico en mi ser después de ese día... Los dos primeros meses no comía casi nada, estuve tan sola sin el amor de mi madre y sin la compañía que me brindaban ella y mi padre...

Mi padre se levanta muy temprano para ir al trabajo y nunca se despide de mí, es como si yo ya no existiera para él. Cuando llega del trabajo me saluda de la forma más cruel, –Hola Abby, ¿Cómo Estás?... Mi padre ya no me trata con su niña, como su vida, ahora todo es tan diferente y sin darse cuenta él me está haciendo un gran daño, necesito de su amor hoy más que nunca y me duele en el alma su trato tan poco comprendido, y su simpleza es algo que me carcome. Mi padre come un poco del almuerzo que yo hago todos los días cuando viene del trabajo a almorzar y se vuelve a marchar, cuando sale totalmente de su jornada laboral, viene a casa, se cambia de ropa y vuelve a salir, nunca me dice para donde, y yo nunca trato de preguntarselo..."

Me levanto de mi cama, le doy un fuerte abrazo a ese oso de peluche que me regaló mi padre poco antes de que mi madre falleciera, ese oso, por más inmaduro que suene, era mi compañero de todos los días, yo jamás salía de casa, puesto que ya había terminado la secundaria y no me habían recibido aún en la universidad que yo quería, entonces tenía más de una excusa para quedarme encerrada, pero la más importante era que no quería ver a nadie, poco a poco me estaba volviendo aislada de las personas...

Luego de salir de mi habitación empieza mi rutina de todos los días, un poco monótonas por así decirlo...

"El distraerme en casa no fue tan difícil, me la pasaba todo el día leyéndo libros y escribiendo todo aquello por lo que tanto sufría para desahogarme, y sí, me funcionaba un poco...

Lo mejor de mis días era cuando me hiba a la cama a descansar, cuando me lo logro dormir en las noches sueño con mi madre, ella está ahí a mi lado susurrandome... –Hija Todo Va A Estar Bien

Y cuando me levanto lo único que puedo sentir es un enorme nudo en la garganta y a fuerza salen pocas palabras.
Te extraño mucho mamá, no soy capaz de vivir sin ti

Pasaban días y días llenos de esta tristeza inmensa que carcomía todo mi interior, ese desespero, esa soledad me estaba matando, mis sentimientos no fueron los mismos, ya no tenía a quien expresarselos, mi madre a parte de ser una gran madre fue una gran mujer y gran amiga, ella me comprendía más que nadie y ahora ya no está... "

Bajo a la cocina me preparo algo de comer, como es costumbre termino mi desayuno y me dirijo al baño de mi habitación para cepillarme los dientes y meterme a la ducha. Cuando ya estoy a punto de salir del baño se me viene la idea de salir un rato, ese día amanecí un poco cansada de lo mismo de siempre, y decidí salir un rato a caminar, me cambié de ropa, me puse un buso negro con chompa y unos jeans, con mis converses blancos.

Lleve un poco de refresco, me tapé la cara con la chompa del buso y me dirigí hacia el lugar donde se encontraba el lago de aguas cristales, en el camino hiba pensándo en mi amada madre, en su cariño que me daba, y me cruce con aquel lugar donde ocurrió el escenario más doloroso de mi vida, vi el poste de energía donde mi madre se había estrellado y recordé de nuevo a mi madre tendida en el suelo y el auto envuelto en llamas, decidí descansar un rato en un banco de madera que se hallaba cerca del poste de energía, y con la música de mi teléfono a todo volumen estuve un rato sentada y de la nada resulté con mis ojos empapados de nuevo...

No tenía las fuerzas suficientes aún para enfrentarme al mundo luego de la tragedia, pero aún así seguí intentando salir al lago una y otra vez por tres largos días, pero nunca llegaba a mi destino.

El cuarto día me levanté, creo que con las fuerzas emocionales suficientes, porque ese día no descanse en aquel lugar, seguí y seguí caminando hasta lograr alcanzar mi meta de aquel día, que fue llegar a aquel lugar que tanta paz me trajo la primera vez que lo ví.

Fué inevitable pensar en mi madre en cuanto ví la cabaña en la que mis padres se conocieron y enamoraron, fue lindo recordar todas esas palabras que decía mi madre... Ese día todo fue distinto, me sentí con fuerzas para seguir viviendo mi vida aún sabiendo que mi ser más amado no hiba a estar presente físicamente pero siempre en mi mente y corazón, en base a ese pensamiento comprendí que jamás estaría sola, que mi madre estaría desde el lugar donde se encuentre observando mi diario vivir, mi caminar y dandome fuerzas para seguir luchando...

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⏰ Última actualización: May 26, 2020 ⏰

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