Capitulo cuatro:

22 1 0
                                    


Por la mañana llegaste muy animado, me dijiste que tenías algo que contarme antes de que pudiera responder me envolviste en tus brazos y depositaste un tierno beso en mi frente, todo paso en cámara lenta para mí. Me quede congelada y no pude decirte nada, saliste corriendo, al principio pensé que te habías molestado pero volteaste y me regalaste una sonrisa. Definitivamente la mejor mañana.


Más tarde, en clase me mandaste una nota y solo decía "pensando en ti", al principio no entendí, creo que notaste mi cara de confusión y llego otro papelito. "6 pm, en mi casa ¿Aceptas?", me reí y te dije que sí.


Toque la puerta, 6 en punto como me lo habías indicado. Tu mamá me recibió con una sonrisa cálida y me invito a pasar. Escuche tus pasos al bajar la escalera, asomaste solo tu cabeza y me saludaste, me hiciste una seña con la mano y me acerque a ti. Caminamos hacia tu habitación.

Sobre la cama se encontraba una guitarra, me dijiste que me pusiera cómoda y eso hice. De pronto veo como sacas un cuaderno de tu mochila. Y comienzas a leer en voz alta lo que parece un poema. Me quedo helada al ver tus ojos. Estos brillaban de forma especial y me miraban de una forma singular. No sabía que decirte, eras tan bueno escribiendo. Los gestos que hacías al hablar, tu voz y tu manera de expresarte me volvieron loca.

Terminaste de leer, expectante de un comentario mío, de mi boca salió un "wow", solo pude abrasarte por supuesto que me correspondiste y susurraste un débil "te quiero".

Mirando las estrellas.Where stories live. Discover now