Pet

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JongIn no tiene permitido soñar, no puede permitirse tal lujo porque de otra forma acabaría con su cordura, aunque en realidad no recuerda cuando fue la última vez que gozó de la misma. Tampoco tiene permitido nada que no sea dictado por su amo, y él no es un hombre exactamente bondadoso. El amo Wu lo perfeccionó a base de una mano dura, según cuenta orgulloso a sus colegas.

Sin embargo no está enfadado, no lo odia, porque incluso aunque sea pleno invierno y deba caminar desnudo por la casa no tiene permitido quejarse, no tiene permitido hablar, pues para un objeto como él vivir ya es un enorme privilegio. Él no es una persona, es una cosa. Es una mascota.

—Pet, sirvele un trago al señor Do.- JongIn lo hizo de la forma más perfecta y delicada que jamás se había visto en alguien que permanecía esposado, que comía dos veces a la semana, que apenas y dormía.

Estaba bien, era normal, el amo YiFan le daba más que otros amos a sus mascotas.

Wu YiFan acarició sus cabellos complacido, JongIn no se atrevió a mirarlo a la cara pues estaba prohibido, las baldosas de mármol eran su entretenimiento. Se dejó hacer sumisamente cuando este último, en un ataque de 'orgullo', reclamó sus labios de forma brusca, obscena y descuidada. Era esa su recompensa por su buen trabajo.

'Asquerosa recompensa' - Pensó resignado. JongIn podría haberla odiado de no estar tan acostumbrado a aquellas situaciones, y tan malditamente consciente de las consecuecias negativas que traería el negarse.

[×××]

Las horas pasaron lentamente mientras aceaba el sanitario de la tercera planta en aquella enorme mansión. Para cuando acabó era casi por la noche,  HanSool, la anciana ama de llaves, lo reprendió por perder tanto tiempo en una sola tarea mientras que lo empujaba por su espalda hacia donde se encontraba SeokJin, el hermano menor del amo, quien se debía encargar de prepararlo para la transacción que había sido pactada más temprano en la mañana.

El amo Wu lo había vendido a ese hombre con el que estaba hablando, no sintió miedo, no importaba.

Fue bañado por las dulces doncellas y despojado de las pesadas esposas que lo convertían en propiedad de Wu YiFan, mentiría si dijera que se sentía tranquilo. Sus muñecas se sintieron extrañas, por primera vez llevaba grilletes comunes, de hierro, sin ningún escudo de pertenencia, de alguna familia adinerada.

Según le dieron a entender su nuevo amo había pedido que lo vistieran, pensó que era muy raro. Quizás a su nuevo amo le disgustaba su delgadez, las costillas marcándose fuertemente en su transparente piel, quizás era por sus caderas o tal vez se debía a sus rodillas lastimadas. No entendía, le robaba la tranquilidad, pues lo normal era que se abalanzaran sobre él, no que quisieran adornarlo como si el fuese una persona.

Una vez vestido con nada más que una camisa blanca y un pantalón de algodón fue llevado hasta la cocina donde lo echaron por la puerta de atrás, como un perro callejero. Min, un guardaespaldas bajito, de tez blanca y mirada gélida lo escoltó hasta el vehículo, estacionado fuera de la enorme mansión, que iba a recogerlo. No alzó la mirada en ningún momento pues en realidad no había mucho que quisiera ver por última vez.

Nadie fue a despedirlo, ni las mucamas, ni SeokJin, ni los ancianos de mantenimiento; no importó. No imploró piedad a Dios, mucho menos deseó que nada fuese mal porque después de todos aquellos años en el mercado de las mascotas sexuales estaba mas que acostumbrado a que todo fuese terriblemente mal. Al menos para él.

Una vez montado en el lujoso vehículo, y con éste mismo rumbo a lo desconocido, el imponente hombre sentado a su lado acarició sutilmente su rodilla derecha mientras soltaba una impresionante cantidad de halagos dirigidos a sus delicados o malogrados rasgos, JongIn no se inmutó, demasiado acostumbrado a las caricias de extraños, mantuvo su mirada baja y su cuerpo relajado.

Recibió su primera orden al cabo de largos minutos, y como su clase lo destacaba, obedeció sin mostrar oposición alguna. Después de todo era el golden pet.

—Desvistete.- La ronca voz retumbó en sus oídos tomándolo casi por sorpresa. Mientras que se deshacía de las finas prendas que cubrían su delgado cuerpo se permitió observar al contrario desde el pecho hacia abajo. El hombre de traje oscuro volvió a hablar a la vez que desprendía su saco y arrojaba el mismo al suelo.

—Mírame pet, mírame a los ojos, yo soy tu nuevo Amo.- JongIn jadeo negándose a la realidad, mordió su labio inferior asintiendo. Su amo pareció complacido mientras desprendía su pulcra camisa blanca y le ordenaba que desprendiera el botón de sus carisimos pantalones de vestir.

No pensó, no sintió y no disfrutó dándole parte de su restante cordura a aquel hombre. Fue impecable haciendo su trabajo oral e incluso acabó recibiendo halagos entre medio de algún gemido ronco o un fuerte golpe.

Situado debajo del cuerpo de su amo rodeó el cuello del mayor con duda. El Sr. Do se acomodaba entre sus largas piernas ignorando por completo como el color miel de sus ojos se apagaba, no lloró aterrado al sentir como el anciano lubricaba su propio miembro con saliva, no pidió que se detuviera cuando el abrasador ardor lo apuñaló. No pidió clemencia porque no era correcto, porque no era humano. Era una mascota. Incluso cuando los dientes del contrario marcaron la muy torturada piel de su cuello, resistió. Embestida tras embestida voló lejos, dejó el mundo terrenal para sumergirse en aquel de ficción donde nada era tan horrible como aquellos ojitos que lo observaban por entre el vidrio que separaba la parte delantera y trasera del vehículo.

Sonrió levemente intentando persuadirlo 'todo esta bien' quiso transmitir cuando sus ojos observaron la furia contenida en todo momento en los enormes faroles de su espectador.

Detrás de aquel hombre había un joven menor a los veinte años que observaba como su padre profanaba el cuerpo de otro ser humano.

Quizás SeokJin tenía razón, quizás no todos estaban podridos por dentro, pues aquellos ojos prometían ser su salvación y por primera vez en muchísimo tiempo una pequeña lágrima se deslizó por su mejilla junto con una silenciosa promesa.

Pet [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora