Querido tú, mi querido A. Con alegría y pesar recuerdo tu sonrisa, tus manos suaves sobre mis mejillas, acariciándolas con tu pulgar, con tus nudillos y tu respiración dulce.
Te recuerdo amargamente porque tu sabor escapa de mi memoria, me queda la imponente realidad en mi apesadumbrado razonar. Responsabilidad afectiva y empatía, ¿Acaso tu ego puede más que tu amor? ¿Acaso la superficialidad y el temor pueden más que tu deseo? Me quebraste. Me quebraste mientras yo misma intentaba armarme. Algo se rompió. Quizás esa parte real de mí, esa que sólo liberé para ti.
Más de un año pasó para que mi corazón volviese a regocijarse ante la esencia armónica de un otro. Tú me resultaste armónico, ángel de luz y paz para toda mi oscuridad, capaz de llenar los vacíos más lúgubres de mi alma, incluso capaz de quitar la gula, la soledad, la depresión y la ansiedad. Ese fue tu poder sobre mi. Esa fue la idealización errónea para ti.
Quizás me enamoré... me enamoré rápida y patológicamente de nuestra afinidad, del beso pasmado de pasión, de las caricias sinceras y amorosas, de las palabras futuristas, de la sensación de hormigueo en las entrañas antes olvidada. Me diste vida en la penumbra, dejé que alguien iluminara mi sendero.
Pese a los miedos te permití, me permití permitirte en mi vida, porque todo era luz, pero ¿Qué es la luz sin su opuesto? Finalmente llegó la oscuridad. Tú, tan desentendido; tú, tan egoísta, tan egodistónico de mi ser; tú, mi hálito de luz que ahora me ensombrecía.
Me recuerdo acariciando tu pelo, jugando con sus curvas y mirándote con recelo, me recuerdo contigo y me recuerdo feliz... me recuerdo contigo para proceder a desmoronarme con tus palabras e incongruencias, con el sabor amargo del desamor... "sólo amistad, todo en un contexto de amistad". Sentí como mis costillas se abrían, cómo la sangre corría más fuerte por mis venas, de nuevo ese punzón en mi pecho, de nuevo la angustia me envolvía. ¿Cómo se puede estar tan equivocada?¿Acaso había tenido una experiencia psicótica contigo?
¡Oh! Querido A, mi querido muy querido A, me fragmentaste el pecho con la desilusión. Mi lado insano se hizo adicto a tu presencia, a tus idas y venidas, a tu cercanía seguida de la distancia... me drogaba tu atención amorosa... me drogaba lo insano, tu ego volcado en mi. Tu ego que daña y martiriza. Y ¡Yo! Tan dispuesta, tan yo, tan entregada a ser herida, a estar disponible para tu ambición, para que me succionases la alegría que me dabas hasta que ya no me diste más. Yo tan dispuesta a tus rasgos de amor, a tu mirada dulce y distante, a tu abuso emocional, ese que solo busca obtener saciar su ego, saciar su sed de poder pasivo, tan pasivo que no dolía.
¡Oh! Querido A, cómo me pesa dejarte de hablar, cómo me pesa imponer la distancia con mi adicción y fruto de dolor, cómo me pesa no tenerte ni en las sombras una vez más. ¡Oh! Mi querido, cómo me pesa la salud mental.
A., con cariño te recuerdo, aunque ello duela aún. Con cariño guardo los momentos, guardo el momento en que te sentí real con mucho pesar, más no sin amor. A veces, usurpa mi mente la pregunta "¿por qué?".
No tiene sentido responder interrogantes ahora que te he obligado a partir, aunque no parecías triste con la idea, al menos eso es lo que tu mensaje deja ver. No tiene sentido estrujar mi raciocinio pues eso nada cambiará. Cada lágrima que rozó mi blanca tez es un anuncio de que algo bueno vendrá. Quizás te espere un tiempo, te aparezcas en mis sueños, pero pronto desaparecerás, aunque nada sea tan efímero tampoco es perpetuo.
Con amor,
Sira.

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De piedra en piedra
NonfiksiIba con tiempo de sobra caminando bajo la arboleda, buscando la sombra que la protegía del sol. El punzón en su esternón no se apaciguaba, ya llevaba dos días así, dos noches en penumbra casi sin poder dormir. Ellos la perseguían. Con las sábanas cu...