Al día siguiente Natalie se levantó al alba, como le indicaron. El gato (que cada día estaba más gordo) se quejó cuando ella lo levantó de la sábana.
Siguió las instrucciones para llegar al lugar donde se llevaría a cabo su "entrenamiento". Cruzó varias calles, siempre viendo de reojo si alguien se acercaba. Dio varias vueltas para despistar a alguien en caso de que la siguieran y, por último, entró a una casa vieja, con un pequeño jardín enfrente y una puerta poco aceitada, que rechinó cuando ella la empujó.
Adentro todo estaba en penumbra, la única luz de la habitación provenía de las ventanas y de una pequeña lámpara de mesa. Al acercarse, Natalie vio un sobre recargado en la base de esta que solo decía Natalie.
Lo abrió con cuidado y dentro encontró más instrucciones.
1. Debajo de esta mesa hay una bolsa, llévala contigo y no la abras.
2. Sube un piso y encontrarás una cómoda de madera, detrás de esta encontrarás una llave, métela a la bolsa.
3. En el último cajón de abajo, un cuchillo te estará esperando.
4. Con el cuchillo corta la tela del cojín azul en la cama y extrae el objeto negro que hay dentro.
5. Destruye esta hoja, no importa cómo, solo hazlo.
6. Sal de la casa con todo lo pedido (bolsa, objeto y cuchillo).
Después de leer tres veces la nota, Natalie sacó la bolsa, que efectivamente estaba debajo de la mesa. Era pesada, pero no algo que ella no pudiera aguantar. La tentación casi la hizo abrirla para ver qué era tan importante y qué tenía que ver con ella, pero un presentimiento de estar siendo vigilada lo impidió.
Siguió las demás órdenes y encontró todo en donde decía la hoja, todo excepto el cuchillo. Esa parte la asustó. Si el cuchillo no estaba en donde se supone que estaría significaba... qué alguien había estado ahí antes que ella. Trató de calmarse a sí misma diciéndose que eso era ridículo, nadie había entrado antes y seguramente el cuchillo estaría en otro lado. Buscó debajo de la cama, detrás del marco de la puerta y entre las tablas del suelo, pero no había rastro de él.
De pronto, un chirrido se escuchó desde la planta baja.
La puerta.
No había dónde esconderse, y si la persona que había entrado tenía el cuchillo y la descubría ahí, exactamente en la desacomodada habitación... tenía que hacer algo.
Se quitó los zapatos para no hacer ruido y fue de puntillas a asomarse al barandal de la escalera. Unos pasos hoscos hicieron temblar las tablas del suelo y un olor a cigarrillo llenó el ambiente. Por suerte, el extraño no hizo nada por subir las escaleras. Así que ella tenía que bajar. Los pasos se dirigieron a la sala, donde había un manchado sofá frente a un televisor que parecía muerto. Pero no lo estaba, se dio cuenta ella, cuando el suave clamor de un deporte se escuchó salir de él.
Ella bajó poco a poco, con la bolsa firmemente sujeta con ambas manos y la nota dentro de su vestido. Volteó a ver el cojín azul en la cama y se aseguró a sí misma que vendría por él después. Sus pasos no hacían ningún ruido y de alguna manera se las arregló para regular su agitada respiración.
Cuando estaba a punto de bajar el último escalón, este rechinó emitiendo un sonido alto y lastimero. Ella fulminó al escalón con la mirada y se quedó quieta, en espera de los pasos pesados del hombre. Pero unos ronquidos le respondieron y el alivio que sintió casi la hace perder pie. Avanzó más confiada en dirección a la puerta, que -¡maldición!- estaba cerrada.
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Natalie
Teen FictionLa vida de Natalie no es fácil. No lo es para ninguna mujer. Educadas desde niñas para servir, consentir y complacer al hombre. La 'Escuela para Futuras Esposas' es famosa por vender a las mejores mujeres: enseñadas a coser, cantar, cocinar y aten...