PRIMA NOCTE

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Edimburgo 1822

Una fría llovizna caía sobre la antigua urbe empapando todo a su paso con su tenaz persistencia. La luna, blanca y majestuosa, se alzaba entre los edificios como una involuntaria espectadora, observando todo lo que pasaba a sus pies.

Mientras que en uno de los callejones más oscuros y alejados se oían los ruidos y gruñidos de lo que parecía ser una brutal pelea entre un borracho de cara oculta tras un sombrero y un joven que parecía apenas llegar a los veinte años con una bolsa de terciopelo carmesí en las manos. 

La ciudad parecía haber perdido el sonido ante la lucha de ambos hombres que, por sus ropajes, parecían pertenecer a clases sociales muy diferentes, vistiendo uno con apenas harapos y el otro con un traje acorde con la moda de la época manchado completamente por la sangre de su dueño al haber recibido un fuerte puñetazo en la nariz.

 Aunque no por ello perdiendo su sonrisa ladina y ojos desafiantes que no mostraban ni una pizca de temor ante lo que estaba sucediendo, con la total seguridad de que vencería al ladrón que estaba intentando arrebatarle su bolsa. 

Si no hubiera sido tan iluso de sacarla en el bar, cuyo nombre apenas lograba recordar y a donde había ido a parar aquella noche para saciar su adicción a las cartas, ahora no se encontraría en esa situación tan poco deseada; aunque estaba dispuesto a hacerle frente y llegar a casa antes de que el reloj diera las dos de la madrugada.

 Golpeó entonces con fuerza a su agresor viendo como un pequeño hilo de sangre caía por la comisura de su boca, haciendo que el chico se regocijará de su certero golpe y viera tardíamente como la luz de la luna se reflejaba en un contundente objeto de metal que se internó en su cavidad torácica, dejándole sin aliento mientras se llevaba la mano al gran agujero de donde empezaba a emanar una gran cantidad de sangre.

Sin dejar de mirar a los ojos a su asesino vio como su fría e indiferente mirada salía de debajo del sombrero y con una maniaca sonrisa le empujaba al suelo, de donde ya no pudo volver a levantarse. 

De su mano caían, desparramadas del interior del pequeño saco que sujetaba como si le fuera a devolver la vida que se le escapaba entre los dedos, unas letras de oro que fueron rápidamente recogidas por su agresor; que de entre sus harapos dejó salir un reloj dorado con un grabado, G.M, dejando claro que aquel vagabundo no era tal, y que aquello no era una pelea, sino un asesinato.

 Su mente daba vueltas sin descanso mientras el mundo parecía distorsionarse a su alrededor sintiendo como todo se apagaba lentamente, siendo capaz únicamente de escuchar el agobiante sonido de su corazón, palpitante, que se iba ralentizando, vislumbrando a su asesino alejarse riendo del callejón, antes de que todo se volviera negro.


Edimburgo 2022

Un fuerte grito salió de la garganta de Sophie mientras se llevaba la mano al pecho sobresaltada; calmándose al notar como su corazón continuaba latiendo con fuerza bajo la misma. Suspirando aliviada miró el despertador con forma de gato situado en su mesita de noche que marcaba las dos de la madrugada y se levantó con la certeza de que no volvería a pegar ojo, como pasaba todos los días desde que había comenzado a soñar con el asesinato de aquel muchacho sin nombre.

Un Destello En La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora