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Harry sentía que podía bailar de alegría cuando vio el sol relucir en el cielo.

Hoy era su cumpleaños y tenía muchos planes en mente para poder disfrutarlo junto a sus amigos. Su madre estaba revoloteando por toda la casa y decorando las paredes y ventanas con adornos muggles, con la temática de un superhéroe muggle que Harry adoraba desde principios de año.

Pansy ya estaba allí; se había encerrado en el cuarto de Harry con la disculpa de preparar su regalo de cumpleaños pues aún tenía que agregarle las golosinas que había comprado. Los demás no habían aparecido aún, y Harry estaba preocupado pues Pansy no querría volar en escoba con él, o jugar a buscar tesoros.

Definitivamente no quería jugar al castillo de princesas. Lo había hecho una sola vez, en la fiesta de cumpleaños de la chica, pero fue lo peor que pudo hacer, pues a falta de más chicas, él tuvo que vestirse como una y quedarse en el improvisado fuerte con Pansy, para esperar por la llegada de los príncipes. Por suerte, Theo y Draco no demoraron, y vinieron aferrados a las espaldas de Greg y Vincent para reclamar a las princesas.

Recordándolo, Harry soltó una risita, pues Pansy había elegido a Draco como su príncipe, pero él no la aceptó y le dio un beso de amor verdadero a Harry y se lo llevó de allí. Pansy lloró y lloró y su madre tuvo que detener la fiesta. La chica por fin pudo calmarse cuando Theo, no sin un poco de mala disposición, le regaló una flor y le besó rápidamente la mejilla.

—Harry, cariño, ¿dónde está tu padre? —preguntó Lily sobresaltándole.

—Él salió con Sirius para traerme su regalo.

— ¿No lo había comprado ya?

—Me refiero al regalo de Sirius, mamá. ¿Crees que me dará la nueva escoba que salió?

—No, si sabe lo que le conviene.

Harry se cruzó de brazos con un mohín y Lily sonrió enternecida, para luego darle uno de los pastelillos de la fiesta.

Un sonido de aparición se escuchó y luego Draco entró corriendo por la puerta abierta de la casa.

— ¡Hola Harry, feliz cumpleaños! ¿Podemos salir a jugar ya?

—Sí, sí, sí. —Harry saltó con alegría y le sujetó por un brazo para salir corriendo antes de ser detenido por una mano grande y pálida.

— ¿A dónde creen que van ustedes dos? —preguntó Lucius con una ceja alzada— Lily, ¿les has dado permiso para salir?

—No —contestó la pelirroja—. Harry, recuerda que me prometiste que ibas a dejarte tomar las fotos antes de salir a jugar. Quiero que quedes bien guapo en ellas, y de seguro que te vas a ensuciar.

—Pero mamá--

—No, sin peros ni nada de eso. Ven para acá. Draco, dulzura, sube a la habitación de Harry y trae a Pansy.

—Podemos salir más tarde a jugar, Harry —Draco le tranquilizó, viendo de reojo a su padre—. Además, tenemos que esperar a los demás.

—Ya sabes que los otros no vendrán, Draco —dijo Lucius entrando por fin a la casa y sentándose en el sofá—. Lily, Harry. Los Nott mandan sus saludos y sus regalos –claro, Harry, aquí los tengo-, y dicen que Theodore no puede venir por un resfrío.

—Oh —Lily lucía decepcionada—. ¿Y los demás?

—Los Goyle no dijeron nada, pero si Vincent Crabbe no viene, de seguro que Gregory no vendrá —Lucius sacó de su túnica unos pequeños cubos de papel de regalo y los puso en la mesa frente a él—. Cuando sea la hora, puedes pedirle a tu madre que hechice los regalos, Harry. Te aseguro que esta vez, todos se han lucido.

Inicios de vida y amistad [ HP fanfic ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora