2. Recuerdo

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Sábado, tres de la madrugada. Dos semanas antes.

Luces de colores gracias a las que distingue siluetas, por lo demás, oscuridad. Reggaeton al máximo volumen, cuerpos sudados que se rozan, gente que se disculpa al pasar y empujar, otros que no, copas en las manos, mucho alcohol en el suelto y más aún en la sangre de los presentes y, de repente, el subidón.

Raoul baila en el centro de la pista; libre, fugaz, rítmico, desinhibido. El alcohol se le ha subido ligeramente a la cabeza y tiñe sus mejillas de rojo, aunque no siente su mente entumecida. Su culo se mueve al ritmo de los golpes de la canción en un giro que muchos calificarían de pecaminoso. Hace un rato que ha perdido a sus amigos pero no le importa. Nerea y Aitana se han fugado a alguna esquina a enrollarse, cualquiera diría que llevan semanas en vez de años juntas, y Ricky seguro que ha encontrado alguna presa nocturna con la que divertirse.

Unos ojos oscuros le miran con interés y deseo a unos metros de distancia. El desconocido roza con sus dedos la copa de balón que tiene entre las manos mientras menea ligeramente las caderas al ritmo que marca el rubio que está en medio de la pista. Poco tarda en dar el último sorbo a su bebida, que deja sobre la barra, y dirigirse hasta ese cuerpo que le están llamando sin emitir sonido. Se acerca por detrás, coloca su mano en el hombro del rubio suavemente para que no se asuste. El chico se gira. ¡Wow, qué guapo!, piensan los dos a la vez.

No se dirigen palabra, pero ambos pares de ojos recorren la figura contraria de cabeza a pies, uno con la sonrisa mordida, el otro relamiéndose ligeramente los labios. Ven el deseo y el permiso en los ojos del contrario y es el moreno el que hace el primer movimiento. Pasa su mano a la cadera del chico y lo atrae hacia sí ligeramente, mientras le sigue mirando a los ojos. Un estremecimiento les recorre el cuerpo y, como una chispa sobre hojas secas, provoca un incendio. Sus cuerpos se rozan y empiezan a moverse.

Media canción después, el rubio se anima a pasar sus brazos por el cuello del moreno y a meter una de sus piernas entre las contrarias, acercándose más. Se olvidan de todo lo demás. Giros y golpes de cadera, manos que sujetan el cuerpo contrario con más fuerza mientras que otras van hasta el nacimiento del pelo moreno, roces provocativos, canciones que van pasando... Risas. No saben por qué. Ni siquiera saben cómo se llama el chico que tienen entre los brazos. Pero se ríen. Es sencillo, fácil, ligero... Hasta que llega 'esa' canción, mítica, provocadora.

Raoul en ese momento decide que, por una noche, puede apartar sus 'normas' a un lado y dejarse llevar. Normalmente no habría bailado tanto rato con un desconocido. Joder, a cualquier otro le habría apartado en cuanto ha tocado su hombro pero tal vez ha sido el respeto con el que se ha acercado el que ha hecho que se decida. Además, menudo desconocido... Tampoco había tenido nunca esas ganas de darle su teléfono a alguien pero cree poder hacer una excepción. Y encima esa canción que tanto le gusta. A tomar por culo.

— Hola, ¿qué tal? - Le susurra el rubio al oído, suspirando de camino, el moreno se dispone a contestar hasta que se da cuenta de que está siguiendo la letra de la canción. - Soy el chico de las poesías.

El moreno gira el cuerpo del catalán hasta tenerlo de espaldas y empiezan a seguir el ritmo de la canción. Muy pegados, con golpes de cadera bruscos, con deseo, notando la excitación del contrario con cada roce intencionado. Raoul le coge del cuello desde atrás y gira la cabeza para seguir cantándole la canción.

— Quiero arrancarte la tela con cautela.

El siguiente movimiento del moreno no se hace esperar. Entrelaza sus manos en su vientre y lo pega completamente a su cuerpo, mientras roza su erección contra el culo del rubio que le está volviendo loco. Sus respiraciones cada vez más agitadas, las uñas mordidas de uno arañando el cuello contrario mientras que sus labios prueban con un lengüetazo el sudor del cuerpo moreno, consiguiendo un estremecimiento como respuesta. Como siga moviéndose así y cantando...

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