[06: En la nieve]

751 81 5
                                    

[06: En la nieve]

Hokkaido siempre tendría un espacio especial en el corazón de ambos, por eso cada que tenían una oportunidad iban, no sólo por trabajo, sino a disfrutar de las comidas locales y pasear.

Debido a ello, Erina lo vio como un símbolo de buena suerte cuando empezaron a caer los primeros copos de nieve al poco rato de estar en el balcón de la suite que habían reservado para su estadía.

Durante el día habían percibido el frío y los locales habían dicho que probablemente caería la primera nevada aquella noche, se había mostrado algo escéptica pero, ¿quién era ella para contradecir a personas que habían vivido toda su vida allí?

Así que viendo que sí había sucedido, justamente en aquella visita, lo vio como una bendición para su futuro matrimonio.

—¿Planeas convertirte en la mujer de las nieves antes de nuestra boda? —Sintió la calidez de aquel cuerpo firme detrás del suyo, en conjunto con la frazada que usaba para cubrirlos a ambos; no pudiendo evitar poner sus ojos en blanco de forma breve al escucharlo.

—No estaría mal, podría congelarte la lengua —bufó, sin mirarle. Sōma fingió un estremecimiento.

—Sabes que lo lamentarías, porque… —y de forma perversa susurro en su oído los motivos por los cuales sería lamentable que le congelará la lengua, cada una haciendo que sus mejillas se ruborizasen más.

Erina se cubrió el rostro con ambas manos, musitando por lo bajo cosas que sonaban como "pervertido sin remedio" y "debo estar loca".

Un mordisco suave en la base de su cuello fue suficiente para estremecerla y murmurar su nombre de forma entrecortada. Sobre ellos estaban cayendo copos de nieve pero Erina ya no podía sentir el frío.

Sōma la giró hacía sí, cubriéndola aún más con la frazada ahora.

—Parece que tenemos la bendición de los cielos con la primera nevada cayendo justo hoy —su voz fue apenas un susurro cerca de sus labios antes de separarse un poco más, y Erina no pudo más que sentir su corazón hacer volteretas en su pecho debido a las emociones provocadas por sus acciones y palabras.

Examinó su expresión mientras veía la nieve caer y se dijo que no importaba, aunque no hubiese nevado, aún habría querido casarse con este idiota, y como tantas otras veces en el pasado, la realización de aquel hecho la estremeció.

Así que hizo lo que mejor sabía para transmitir ese sentimiento: atrajo su rostro y le besó, de aquella forma deliberadamente lenta y sensual, donde fundía sus labios para luego morder los mismos con suavidad.

Y allí, bajo los copos de nieve que caían, sintiendo como él correspondía su beso, podía afirmar que era feliz, más de lo que pensó sería jamás.

—Fin—

Inicio: 21-11-2019.
Corregido: 05-04-2020.

"Places Where We've Kissed" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora