Mi vieja amiga

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Queridas lectoras (permitidme escasos lectores usar el femenino genérico), hoy he leído una frase en Instagram que me ha llamado la atención. Bonita con su imagen de fondo tan tumblr decía:

"Soy del tipo de mujer que si quiere la luna se la baja solita"

Cabe decir que estoy completamente de acuerdo con el significado de la frase. No necesitamos un hombre que nos baje la luna, podemos hacerlo solas. Aún así la frase me ha hecho pensar.

Yo soy del tipo de mujer... Eso ya no me gusta. El "tipo de mujer". Que clasificatorio. Aunque esto no forme parte de la pequeña historia que os quería contar quizá deberíamos buscar otra expresión que sea más de mi agrado.
¿"Hay mujeres que si queremos la luna..."? No, quiero contar una historia cortita, sí, pero muy mía.
Entonces... ¿qué tal "al igual que otras mujeres perfectamente imperfectas si quiero la luna..."? Mm...
¿Y no sería más sencillo un "Yo, si quiero la luna..."? Sí, creo que es claro, conciso, y expresa en su totalidad lo que pretendía.

Perfecto.

Entonces vamos a ello. ¿Preparada? Bienvenida a este pequeño relato.

★★★

Yo, si quiero la Luna, voy a visitarla. Cojo un express en la oscuridad de la noche que me lleva junto a ella. Vive en un lugar tranquilo, alumbrado tenuamente por pequeñas luces. La primera vez que vas, no oyes nada porque estás demasiado impresionada para reparar en ello. Pero cuando te sientas con cuidado de no romper nada y detienes a escuchar puedes descubrir un mundo completamente distinto. Fíjate bien la próxima vez que la visites.

Detente...

Cierra los ojos...

Escucha...

Quizás al principio cuesta un poco pero no desesperes. Con paciencia y concentración todas podéis escuchar.

Es su melodía.

Canta de maravilla. Probablemente no lo sepáis pero la música surgió aquí, en su hogar, y una visitante la bajó a la Tierra para deleitarnos a todas. La primera visitante. Algunas la llaman Eva, otras Lucy... No importa su nombre ni orígen. Lo unico trascendente es que fue la primera visitante y la primera amiga verdadera de la Luna.

A primera vista puede parecer un lugar solitario. La Luna vive sola aquí. ¿Porqué querría quedarse entonces?
Si miras a tu alrededor solo hay pequeñas lucecitas que iluminan por donde pisas. Pero te contaré un secreto pequeña lectora. Si te acercas al final del camino y miras hacia abajo podrás ver pequeñas casitas a lo lejos. Si te concentras podrás verlas más nítidas: casas, calles, parques... La Luna nos acompaña cada noche y nos alumbra con ternura y cuidado.

Paso la noche con ella y ya, al día siguiente, le pregunto si quiere bajar conmigo. Siempre que baja se horroriza de la maldad humana que impregna el mundo y decide volver a subir en un sutil intento de enviarme ánimos, a mí y a mis compañeras alunizantes.

Ya de vuelta en su casa vuelve a observarnos durante la noche. La Luna no puede impedir que nos ocurra algo malo cosa que la entristece. Pero siempre está allí con las puertas a su pequeño mundo abiertas a todas nosotras para brindarnos su apoyo y cariño.

Así que pequeña lectora, ya sabes, si te sientes mal, triste, apenada, frustrada o decepcionada la Luna tiene un espacio para ti en su hogar. Solo tienes que coger el próximo tren.

No dudes.

★★★

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